lunes, 3 de diciembre de 2018

Capítulo ducentésimo quincuagésimo primero: "Vamos a la disco de marcha"

Música de hoy, el top de la música disco de los ochenta. Gloria Gaynor y su "I will survive". Ahhhh, que recuerdos etílicos me trae esta música ochentera. Que emocionante


Malgacheando



Los que me conocéis ya sabéis que yo en cuanto oigo música me pierdo. Vamos, que se me van los pies. Y jamás jamás rechazo cualquier ocasión para demostrar mis consumadas habilidades como bailarín forjadas en las mas renombradas discotecas ibicencas. Es que las cosas como son, lo mío y el baile es un idilio desde pequeño

Bueno, en serio para los que no me conozcáis. Tengo el mismo sentido del ritmo que un mejillón de batea, así que con eso está todo dicho. Soy de la especie esa que en cualquier bar cuando suena música busca  acómodo y refugio en la barra. Las cosas como son, nadie es perfecto

Pues creo que fue el penúltimo día de remo en el río cuando nuestra guía "amenazó" con que en Bekópaca, el pueblo donde acababa esa étapa remera, "hay una discoteca muy afro, muy "de ellos"" y que "si queréis, podemos ir por la noche un rato"

Esto es un mantra que se repite en casi todos los viajes. Siempre que surge esa "amenaza" de "esta noche a la disco" se producen dos grupos que salvo contadas excepciones es igual. Por un lado el sector femenino que encantadas dan saltos de alegría y palmadas y por otro lado el sector masculino de palillo al morro que farfulla por lo bajo

Pero bueno, como al final y al principio todo en África es diferente y siempre pasan cosas, pues todos nos apuntamos a esa experiencia de dance malgache. Si ya conocíamos las duchas africanas (un cubo grande con una jarra), los aseos africanos (esconderte tras una mata para hacer caca) y las carreteras africanas (un puto camino de cabras) la experiencia de una discoteca en Madagascar hasta a mí me sedujo

Pues aquella noche hicimos lo que pudimos con la ropa que llevábamos en nuestras mochilas y tras proceder a un fregado a conciencia de nuestros cuerpos y quitarnos la roña del Manambolo, nos encaminamos a la disco.

El trayecto lo hicimos en todotereno, que había un trozo desde el hotel a la "boite" esa. Y ya llegamos, ya

El lugar consistía en un barracón bastante grande, con una iluminación inexistente, con un bar en el que así a ojo llevaban sin nada fresco desde los tiempos de Radama I y con unas mesas corridas en las que el personal le dábamos al jarro a gusto. A todo esto una música estridente sonando a todo trapo y el personal en la pista eminentemente masculino. 

A los diez minutos de tortura para el tímpano Jaime y yo nos largamos a la calle a tomar el fresco. Cosas de hombres de palillo al morro. Allá se quedaron nuestras amigas que en diez minutos ya se habían hecho las reinas de la pista

El local pasó perfectamente el examen que mi entrenada mirada de arquitecto técnico le hizo. Todo, todo cumplía perfectamente el reglamento vigente en España. Correctamente señalizadas las salidas de emergencia, así mismo las luces de emergencia eran las necesarias. Los detectores de humos se veían nuevos y en funcionamiento. Así mismo las mangueras antiincendios estaban correctas. Y las distancias a las salidas eran las reglamentarias. Todo en orden. En ese momento, me sentí mucho mas seguro

Y por cierto, la acústica del local, impecables. Nada como un buen tejado de chapa metálica para dar a la música la sonoridad perfecta.

Ya en la calle Jaime y yo nos fijamos en el personal que allá había. Lo mas chocante era un parroquiano que habia acudido a su rato de asueto con un fusil de asalto colgado del hombro. Así, como lo oís. Un tipo con un AK-47 encima. Tranquilizador, muy tranquilizador.

Estuvimos un tiempo en la calle y al rato salieron un par de nuestras amigas, todo sudadas por el calor y la humedad que había dentro. Una de ellas se abanicaba con la mano y resoplaba, dado que el ejercicio que había hecho dentro no era poco. Empezó a dar vueltas acelerada por el patio ese y dirigiéndose a otra compañera y a mí nos dice

"Ufffff, que calor que calor. Que calor que calor....... "

Y de repente se me queda mirando y nos salta

"Sopla"

Mira, la mirada entre incrédula y asesina que le lancé creo que fue concluyente

"¿Comooooo?¿Quehasdichooooo?"
"Jjjjjj nadaaaaa...... que es que me ha salido así de natural"

Yo es que hacía memoria del montón de cosas raras que me han dicho y pedido a lo largo de mi vida, pero es que nadie me había dicho nunca eso de "sopla". Y para mas inri veo que la otra compañera estaba SOPLANDOOOOO. Alucinante fue la escena. Bueno, segundo después estábamos los tres a carcajada limpia

"Es que lo ha dicho con esa naturalidad que a mí me ha salido el soplar"

Yo miraba al cielo pidiendo paciencia y templanza. Es que vamos.

Bueno, la noche fue divertida. Si bajáis por África y tenéis la ocasión de ir a una discoteca "de ellos" hacedlo. Siempre con prudencia, eso sí. Preguntando primero en el hotel o a vuestro guía acerca de la seguridad del barrio y la zona. En general en Madagascar en el campo la gente es tranquila. Pero en la ciudad un blanco es un bomboncito. Saben que llevas dinero y es de noche, ocasión propicia. 

Eso sí. Yo al lado del tipo del kalasnikov estaba de lo mas tranquilo




1 comentario:

  1. Pues yo creo que también he pedido alguna vez que me soplen, jejejeje!!

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