lunes, 22 de enero de 2018

Capítulo ducentésimo vigésimo segundo "¡Vamos de ferias!"

Vamos con música de casette de gasolinera. Lo reconozco, siempre he sido un puto macarra para esto de la música. Pero tonterías aparte, este tema musical es un joya y ha significado un antes y un después en el mundo musical





Los que habéis leído las tostonadas anteriores ya lo sabéis. Madagascar es un viaje geográfico y es un viaje en el tiempo. Y los que somos de procedencia rural y ya peinamos canas, o lo haremos en los próximos setenta y cinco años,  en estos lugares nos sentimos como en casa.

Tras los días en que nos sentimos ricos en la bella isla de Saint Marie hicimos escala en la ciudad de Tamatave. Una ciudad costera y africana, con sus anchas avenidas y sus palmeras y por supuesto, con sus cielos de un azul que hiere la retina. Buen tiempo, no mucho calor y brisa marina. A pedir de boca el lugar.

Dando un paseo por la ciudad caímos al "parque de atracciones". De verdad, aquello era para verlo. Me recordaba al parque que había en Salou y que mis ojos vieron hace cuarenta años.

Como todo lo malgache, todo era casero. La noria, los caballitos, el carrusel, el tren de la bruja.... todo era como lo que aquí se hacía hace cuarenta años..... pero artesano. Una delicia contemplar como os digo aquellas atracciones, hechas con todo el saber y amor posible y con los escasos medios de que disponen. Pero lo mas alucinante era la noria. Ved la foto que encabeza estas líneas. La noria tenía funcionamiento..... MANUAL....... Si amigüitos, sí, un malgache era el encargado de hacer girar la atracción. 

El procedimiento era simple. El malgache se subía a unas escaleras, trepaba por la atracción, se ponía al borde del borde y su peso hacía girar la noria. Llegaba al suelo, daba un saltito y vuelta para arriba. Todo un ejercicio de crosstrain, y así estaba el chaval, mas delgado que un alambre. Y evidentemente como todo lo hacen es este país, riéndose y enseñando la dentadura. 


No pude menos que recordar la extensa normativa que hay que cumplir en Europa para el montaje de cualquier atracción. Normas, reglas, medidas de seguridad, informe de organismos pseudooficiales...... Todo esto sobra en Madagascar. Te coges la soldadora, un puñado de tuberías, unas telas, botes de pintura y te haces tu noria. Y hala, todo el día tira para arriba por la escalera para hacerla girar. Madagascar es así, diferente a todo lo que os podáis imaginar amigúitos

Como os digo también estaba el "tren de la bruja". Fijaos en el aire vintage y retro de la atracción. Por este tren en Europa se pagaría una pasta. Y no se aprecian los detalles, pero estaba rematado estupendamente


Sobre todo hay una cosa que sorprende en este país. El gusto con el que hacen las cosas para los pocos medios que tienen. Como siempre os digo, son unos tipos "salaos" y "espabilaos".

Por cierto, que tras el paseo por Tamatave y la visita al "parque de atracciones" aquella noche me metí entre pecho y espalda una docena de ostras para cenar que daban gloria verlas. Y de nuevo, me sentí rico


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