viernes, 17 de marzo de 2017

¡AMOSSSSS....... ANDAAAA...!

Música de hoy, "I´m a hunter"





La naturaleza no son los vídeos de Disney, la naturaleza es otra cosa. No voy a decir tontadas de esas de que "la naturaleza es implacable" o "la naturaleza es dura"; no. 

Años ha y no hace mucho, tener una escopeta en casa era sinónimo de poder comer. Unas patatas, una cebolla, un puchero y un conejo que alguien hubiera cazado era poder tirar un día más. Hoy en día cazar es un entretenimiento pero como os digo hasta hace poco tiempo en Peralta Monumental era una garantía de poder comer

Los primeros bichos que se asemejaban a seres humanos eran cazadores y recolectores, lo sabéis. Eso implicaba que lo que había eran pequeños grupos, muy dispersos entre sí, de tal forma que cuando se agotaban los recursos de un lugar el grupo se desplazaba a otro. Luego vino la agricultura y con ello las comunidades se estabilizaron donde la tierras eran más fértiles. Se empezó a programar el trabajo, a tener que hacer almacenes para guardar el grano, a que alguien de alguna forma llevara cuentas..... y fue el inicio de nuestra sociedad. Luego llegaron los notarios, las hipotecas y lo peor, los aparejadores, con lo que empezó la sociedad a degradarse. Pero eso, es otra historia

Os voy a contar un historia de cazadores, de cazadores en Peralta Monumental

Años ha la competencia del cazador era lo que se llamaban "alimañas", y aquí se englobaba a todo bicho viviente que hiciera competencia al cazador. Zorros, milanos, aguilichos, picarazas, todo tipo de bicho era susceptible de ser eliminado. y, aunque os cueste creerlo, los ayuntamientos monumentales pagaban por pieza cazada. 

Tu aparecías por el ayuntamiento con un puñado de picos de picaraza o rabos de zorro y había una recompensa en metálico. Era muy poco, poco más que para una caja de cartuchos, pero bueno, era un dinero y te habías pasado la mañana entretenido. Qué queréis, no había consolas ni cosas de esas y en algo había que pasar el tiempo.

Pues un buen día un cazador de nuestro pueblo subió a la zona que se llamaba "los carnuces". Era un lugar donde se tiraban todos los bichos que morían en el pueblo. Cutos, vacas, perros..... todo bicho viviente que dejaba de serlo, acababa en "los carnuces". Y como buen muladar que era, estaba plagado de eso que os he contado, alimañas. Allá encaminó sus pasos nuestro cazador peraltés.

Armado de su escopeta, decidió dar matarile a un puñado de picarazas. Y ¡Ohhhh! vio una caja de lavadora de cartón que alguien había tirado allá

"Tate. Me meto dentro de la caja y hago una pequeña abertura. Con esto las picarazas no me ven y cuando alguna se ponga a tiro, taponazo"

Pues dicho y hecho, puso en marcha tan eficaz idea. Allá estaba nuestro avezado cazador al acecho cuando otro depredador de dos patas del pueblo hizo su aparición y con las mismas intenciones, matar esa mañana de sábado cazando picarazas. 

El que estaba dentro de la caja, se mantuvo en silencio

En esto a nuestro segundo cazador le entraron ganas de deponer, hacer del cuerpo, hacer cacas o plantar un pino. Llamadlo como queráis.

Procedió a bajarse el bombacho y con el dos de oros al aire, se acuclilló. Pero se ve que el paisaje que sus ojos contemplaban no era de su agrado, así que desplazose unos metros. Tampoco estaba a gusto, así que moviose otro poco más. Y estos movimientos lo iban acercando a la caja en la cual nuestro primer cazador acechaba.

Metro a metro se mascaba la tragedia según se iba acortando la distancia. Total que nuestro segundo cazador acabó en cuclillas y justamente al lado de la caja de lavadora. Se ve que este lugar ya era de su agrado y se relajó por completo, decidido a proceder a tan noble tarea

En esto una voz de trueno y cavernosa salió de dentro de la caja

"¡¡¡¡AMOSSSS....... QUE AUN ME VAS A CAGAR ENCIMAAAAAA.......!!!!"

Nuestro segundo cazador salió como alma que lleva el diablo a la vez que se levantaba los bombachos y corría despavorido a poner tierra por medio muerto de miedo y tras haber perdido dos años de vida por el susto

Bueno, el de la lavadora contó al del bombacho lo sucedido y como buenos amigos que eran, celebraron la situación entre palmadas en la espalda y felicitaciones mutuas.

Ojo con hacer cacas en el campo, que te puedes llevar sorpresas.

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