viernes, 5 de junio de 2015

Difterias y vacunas. Que aburrimiento

Música de hoy "Angie", de los Rolling



Os lo conté hace tiempo aquí, la lucha del doctor Jenner para encontrar un método para acabar con uno de los grandes enemigos de la humanidad, la viruela y como esa lucha consiguió un método para acabar con un montón de enfermedades que diezmaban a la población.


Y estos días nos despertamos con el caso de un niño que se ha pillado la difteria, enfermedad de la que desde hace treinta años no se tenía noticia en España, por que sus padres no quisieron vacunarlo. Tengo libertad de elección, y elijo en nombre de mi hijo que no lo vacuno. Voy a recurrir a una frase sobada, manoseada y empalagosa. Esa de que "tu libertad acaba donde empieza la de los demás". Si en el ejercicio de tu libertad pones en peligro mi salud, creo que yo también tengo algo que opinar acerca de que tú te vacunes o no o optes por no vacunar a tus hijos.

Os voy a contar como empezó esto del movimiento antivacunas.  Os presento a Andrew Wakefiel. El paradigma de no-científico


¿Qué es un no-científico? Una persona que está convencida de una idea y que modifica los resultados de un experimento para que dichos datos se acomoden a su idea preconcebida.

Este señor hizo un experimento con doce niños a los que se les aplicó la vacuna triple vírica y "obtuvo los resultados" de que cinco se volvieron autistas. Lo curioso es que una revista tan prestigiosa como The Lancet lo publicó en 1.988 sin haberse molestado en corroborar dicho experimento. Total que pasaron los años, The Lancet publicó un desmentido (que no tuvo el eco de la primera publicación) y a Wakefield se le retiró la licencia de médico en Reino Unido. Se demostró que su experimento era un fraude llevado por ánimo de lucro, pero el mal ya estaba hecho. Si queréis saber mas sobre este caso poned Andres Wakefield en el google y os saldrá mucha documentación, yo no os aburro con datos que otros escriben mejor que yo.

Otro elemento, Stefan Lanka afirmaba que el virus del sarampión no existe y que la vacuna es un invento de las farmacéuticas y que se jugaba 100.000 euros a que nadie demostraba la existencia de dicho virus. Pues hace poco un tribunal alemán lo ha condenado a pagar la apuesta, por bocazas.

El mal, como os digo ya estaba hecho. Es que confundimos las cosas. Confundimos las vacunas con las farmacéuticas. Hacemos el silogismo estúpido ese de que como las farmacéuticas son malas y las farmacéuticas venden vacunas, las vacunas son malas. Tócate los cojones con el pensamiento tan profundo. 

La vacunación ha conseguido desterrar la viruela, la tuberculosis, la polio, el sarampión.... y así hasta aburrir. Y ahora me encuentro en un periódico la noticia de que "hay que abrir un debate social" acerca de la vacunación, acerca de la bondad o maldad de la misma. Por dios, que asco

Un debate ¿Entre quién?¿Quién va a participar? ¿Vamos a poner en el mismo plano a un virólogo que lleva cuarenta años de profesión con un padre de patio de colegio?¿Cuenta lo mismo la opinión de Mariano Barbacid en temas de cancer que la mía, por mucho que se haya muerto mi padre de un puto cáncer de próstata?. Esto del "debate" me toca las narices y mucho. Podemos debatir sobre cine, sobre pintura o sobre música. Pero sobre hechos contrastados científicamente no cabe debate.

¿Cabe que cuatro memos, y muchas veces cargados de buenas intenciones, no lo niego; "opinen" sin fundamento alguno?

"Es que tengo derecho a opinar"

Pues no. No lo tienes. No tienes derecho por que no tienes ni idea de lo que estás hablando. "Es que lo he leído en internet", hala, ese es el argumento

¿Que no quieres vacunarte? No lo hagas, pero no me des la murga ni me expongas argumentos. Pero vive bien lejos de mí, no sea que tu libertad acabe con mi salud.

De verdad, que montón de aburridos hay en el primer, seboso y bien alimentado primer mundo





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