jueves, 1 de enero de 2015

Ciudadano honorífico

Música de hoy "King of the north". Tema épico, como la entrada


Hoy os voy a hablar de un personaje cuya figura está diluida en los libros de historia españoles, Bernardo de Gálvez Gallardo Madrid. Este militar español malagueño fue clave para la independencia de los Estados Unidos.

En 1756 el dominio del mundo occidental se lo disputaban tres potencias, Gran Bretaña, Francia y España. Ahí estaban a la gresca, variando alianzas con la sana idea de remolachar al contrario. Y todo esto con la consiguiente escabechina del personal militar y la sangría continua vía impuestos del ciudadano de a pie. Vaya, que han pasado 350 años y el panorama no es que haya cambiado mucho.

En estas fechas se libró la guerra de los siete años, por un lado los británicos y por otro los franceses y españoles. El resultado fue la victoria de los ingleses, el mosqueo y el "ya nos veremos en el recreo" de los otros. Y con la victoria, la pérdida de territorio en La Florida

En 1775 los británicos que vivían en las colonias americanas, hartos ya del paga que te paga para sufragar las continuas guerras de la metrópoli, se sublevan haciendo un corte de mangas a Su Graciosa Majestad y diciéndole que lo siento, que ya no pago más y que hasta aquí hemos llegado. Evidentemente esto no se podía consentir, estaría bueno, y desde London mandan a sus tropas más aguerridas para meter en cintura a estos rebeldes. Podéis ver la película esa tan romántica y pacífica de Mel Gibson, "El patriota" y allí se describen los hechos. La sublevación se llamó "La rebelión del té", por el nuevo impuesto que gravaba esta asquerosa e imprescindible infusión (para alguien, por supuesto)

Francia vio una oportunidad de oro para resarcirse de la paliza que les dieron en 1756 y apoyó a los rebeldes. En España estaba de rey Carlos III y las cosas no estaban claras. El Conde de Floridablanca se decantaba por hacer de Don Tancredo y quedarse silbando a ver que pasaba. El Conde de Aranda apostaba por apoyar a los sublevados y devolverles las tortas a los británicos. De paso, mientras estos estaban distraídos, recuperar Gibraltar.

Se impuso la tesis del Conde de Aranda y se optó por declarar la guerra a los ingleses. La clave estaba en la toma de la capital de La Florida, Pensacola, para abrir un nuevo frente en el sur de EEUU dificultando los suministros a las tropas inglesas. Pero una cosa es decirlo, y otra hacerlo. Así que partió una flota de Cuba, comandada por José Calvo Irazábal, de segundo iba José Gálvez y a cargo de la infantería de marina, las tropas de choque, José de Ezpeleta. En Peralta Monumental hay muchos con el apellido Ezpeleta, no sé si tendrán algo que ver

El caso es que las capitales no se ponen en cualquier sitio. Pensacola es una bahía de poco calado, con un par de islas a la entrada. Y en esas islas había unos fuertes con baterías de costa. Vamos, que meterse en semejante avispero era el fracaso asegurado. Eso pensaba José Calvo. Que yo ahí ni de coña, vamos.

En esto José Galvez, al frente de su buque y diciendo tonto el último, dijo que si Calvo no se atrevía, el "iba solo". Y así lo hizo. Con su buque, dos cañoneras y otro de suministros se metió en la bahía y cruzó, tomando uno de los fuertes y dejando la labor mucho más sencilla para el resto. Uno cero a favor de la selección española.

José Calvo, más muerto de vergüenza que otra cosa, decidió poner proa hacia Cuba y allí dejo a la tropa. Pero se produjo el desembarco que se tomó Pensacola. Hay abundante documentación en internet que cuenta esto de manera mas profusa. Ya sabéis, vais a google y le preguntáis

La toma de Pensacola tuvo un valor estratégico tremendo. Se abrió otro frente aflojando la presión que se ejercía en los estados del norte. Y al final, pasó lo que ya sabéis, la independencia de las colonias americanas y el nacimiento de una nueva nación, Estados Unidos de América.

En el desfile de la victoria Bernardo de Gálvez cabalgó a la derecha de George Wasington. Fue el honor que la nueva nación concedió a Gálvez. Eso y una amistad inquebrantable que se forjó entre ambos. Carlos III le concedió el título de mariscal de campo y un escudo con el emblema "Yo solo". Esto venía a la arenga que lanzó en la toma de Pensacola, no a que Don Bernardo tomara el café sin leche.

Hasta el día 9 de diciembre de 2014 Estados Unidos ha concedido la ciudadanía honorífica a siete personas. Entre ellas personas de la talla histórica de la Madre Teresa de Calcuta o Winston Churchill. Que sepáis que el pasado día nueve Obama firmó con el boli de firmar la concesión de la ciudadanía a título póstumo a Bernardo de Gálvez. Con esto son ocho las personas que tienen este título. Si queréis saber quienes son, pinchad aquí.

También hay una ciudad en su honor en Florida (bastante fea, por cierto). Es Galveston.

Pues eso. Que Obama le concede todos los honores y aquí ni sabemos quien es. Sirvan estas humildes líneas para reivindicar su memoria.

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