martes, 23 de septiembre de 2014

Capítulo ducentésimo "Mira que son pelmas estos tíos"

Música de hoy, Pepe Mairena "La ovejita Lucera"


De viaje por la España profunda, que hace veinticinco años era honda, pero honda honda. Pues eso, por la parte norte de Extremadura. Ya os conté que el nombre de Extremadura no es por lo radical de su clima, no. Es por que está en el extremo del río Duero, en su nacimiento. Así pues el Duero da nombre a Extremadura y el Ebro a la Península Ibérica.

Pues eso, tras esta pedante precisión etimológica, os cuento

Tras haber hecho un paseo se planteó la necesidad de preparar la comida. Sacamos la impedimenta, trévede y caldero, y se procedió a preparar un ranchico. Si es que es lo que tiene se de Peralta Monumental, que viajas con la gastronomía local a cuestas.

Mientras unos preparaban la pitanza, otros nos dedicamos a establecer contacto con los alegres lugareños locales. Este conjunto era conjunto único y venía representado por la figura de un pastor que apacentaba a su rebaño. El hombre era la encarnación del pastor y lo que todos tenemos en mente que debe ser un pastor. Un tío a lo suyo, taciturno y poco hablador

Pero nosotros insistiendo en establecer conversación con él

"Buen rebaño tiene usted"
"Si"
"¿Comen solo hierba?"
"Depende de como vaya el tiempo"
"¿Está lejos su aprisco?"
"Hay varios"
"¿Sale todos los días con el rebaño?"
"No"
"¿Esa oveja está preñada"?
"Enferma"

Y así pregunta tas pregunta. Y creo que el hombre se empezó a mosquear de que unos desalmados aburridos fueran a perturbar su paz

"Esos olivos ¿Son suyos?"
"No"
"Parecen muy viejos"
"Lo son"
"¿Qué edad pueden tener?"
"Mucha"
"Igual tienen mil años"

Ya el hombre nos miró y su respuesta fue

"Yo creo que sí. De hecho, yo toda la vida los he conocido ahí"

Y se calló. Como dando a entender que ya valía, que nos fuéramos con el rancho y que lo dejásemos en paz con su soledad y sus ovejas. Fue lo que hicimos, por prudencia

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