miércoles, 23 de julio de 2014

Déjà vu

Música de hoy, Diana Krall. Magnífica pianista y preciosa voz



¿Os acordáis de la película Rainman? ¿Esa gran actuación de Dustin Hoffman y la más discreta de Tom Cruise? Gran y emotiva película. Graciosa sobre un tema que tiene poca gracia, y tratado con mucho gusto. Pues todos somo un poco Rainman. Fijaos en vuestra actuación semanal y comparadla con la de la semana anterior. O en vuestro devenir mensual y comparadlo con el del mes anterior..... y así el periodo temporal que queráis. Coincide. Nos repetimos como el ajo. 

¿Quién no ha oído esa frase de.....?

"Me voy para casa, que es jueves y los jueves toca paella"

Pues eso es ser un poco Rainman. Todos tenemos nuestro puntito de Rainman, y además es necesario para poder llevar una vida cómoda. Los sobresaltos y lo que se sale de la rutina provocan desazón. Sin embargo la rutina genera una corriente de tranquilidad que nos seda y tranquiliza. El hombre busca la rutina. Somos rutina

Coged el programa de fiestas de este año y el de hace cuatro. Son calcados. Pero es que si hablas con el concejal de festejos te dice, y con toda la razón

"Cualquiera cambia nada. Ya está la peña reclamando"

Rainmanes hasta para las fiestas

Y las noticias del periódico también son Rainman. Llega el verano. Llega Georgie Dawn. Llega salir a la fresca. Llega estar en la terraza el bar tocándole los cojones al vecino que quiere dormir, que mañana madrugo, cacho cabrón

Llegan las camisetas de tirantes y los sobacos con cada mata que parecen las lianas de Tarzán

Y llegan los incendios. En el norte de Guadalajara ya han ardido 2.100 hectáreas y en nuestro vecino valle de la Valdorba 800. Y eso que el verano va fresquito y hay humedad. Se repite la película del año pasado, ya no sabemos si es el guion de este año o el del pasado.

Y como siempre la culpa es de lo descuidados que están nuestros montes. Hay personas, que con su acertado o no acertado criterio, le da igual que arda o que no. Bueno, para, no les da igual, pero pasada una semana ya no se acuerdan. O sea, que les da igual. Pero a nadie nos da igual que nos toquen el bolsillo. Y a esto es a lo que voy. Hace cuatro años se cuantificó el coste de apagar nuestro incendio en 400.000 euros. 400.000 euros, de los que nos hacen falta, para apagar algo que teníamos (un bosque) y ya no tenemos (un bosque). O sea, 400.000 euros por el váter y encima sin bosque.

Esos medios que se destina a apagar, destinados a prevenir. El mismo gasto, creación de empleo y encima tendríamos los pinares. Y si te descuidas, el combustible para los edificios públicos de Peralta Monumental. 

Pero no. Los que mandan y saben, pasan de todo. El día que toca salir a apagar, todos a correr. Bomberos, UME, policías de toda índole, Guardia Civil, voluntarios, agricultores, yo, tú, él....

Luego reclamamos que hay que limpiar el monte. Luego llega otoño y nadie hacemos nada. Y llega el verano y otra vez lo mismo

Esta película ya la he visto. Sólo espero que este año no muera nadie, que por lo menos esa sea la diferencia.

Déjà vu


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