sábado, 24 de mayo de 2014

Muerte de un funcionario público

El otro día un policía murió en acto de servicio intentando detener a un indigente alemán. Este también recibió lo suyo en forma de un balazo. Resulta que el homicida es un enfermo mental en toda regla, un esquizofrénico que donde debiera de haber estado es recogido en una institución adecuada

Parto de que los bienes públicos deben ser administrados pulcramente. Y que hemos vivido unos años, sobre todo en España, que esto era el acabose. Cualquier pueblecito de mil habitantes tenía derecho a variante, casa de cultura, frontón, piscina, polideportivo, plaza de toros y lo viniera. Se impone la cordura por la falta de money y se decide acabar con ese dispendio.

Pero como vivimos en el país del pendulazo nos vamos de un lado a otro y nos pasamos de frenada. Pues eso es posiblemente lo que ha motivado este triste hecho. Ese policía que acabó muerto de una puñalada debía haber estado provisto de su chaleco de kevlar. Y ese indigente alemán esquizofrénico peligroso ingresado en una institución, alemana por supuesto, adecuada para él y donde hubiera recibido atenciones y cuidados. Por su bien y por el de los que lo rodeamos

Pero no. El poli a la calle sin chaleco y el esquizofrénico también y sin tranquimazin. Y un desgraciado día que coincide que el indigente está un poco más pasado de lo normal y que el policía municipal no lleva el chaleco que tiene que compartir con otros no sé cuantos compañeros, ese día el alemán se lleva por delante al poli

Esto ocurre unos pocos días después de que otra servidora pública, la presidenta de la Diputación de León, haya muerto asesinada. Partiendo de sus diferencias, de que un caso ha sido premeditado y es un asesinato y otro fruto de una casualidad y es un homicidio, el resultado es que dos personas que cobraban su sueldo por trabajar para el resto, para todos nosotros, han muerto de forma violenta

Por una se paró la campaña electoral. Por el otro, cuatro líneas de condolencia de los compañeros más cercanos, de sus mandos y del alcalde de la localidad donde trabajaba.

Como siempre, muertos de primera y de segunda categoría. Siempre habrá diferencias. Y como el otro día os dije:

“Y la diferencia se da hasta en la forma de que te entierran”

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