sábado, 15 de marzo de 2014

De cómo Salazar va de turismo con su sobrino y de lo que aconteció (2)


Pedro Salazar Ibiricu ha aparcado su DKV en los aledaños del estadio de fútbol de RCDF Betis Balompié. Su sobrino lleva dándole la murga medias vacaciones con que quiere visitar el estadio. Un jugador de dicho club, Puerta, ha fallecido de manera trágica en el campo hace poco tiempo. Siempre es una tragedia que alguien joven y con futuro muera de esa manera, y es un hecho que ha conmovido al país y las entrañas del deporte.

Por otro lado Pedro comprende a su sobrino. Tampoco es cuestión de tener a un muchacho de trece años todo el día de catedrales, museos y mezquitas. Y como el chaval sueña con ser futbolista, Pedro ha planeado el día para ver el estadio

“Madrugamos, desayunamos y con la fresca nos vamos a ver el estadio. Tomamos luego un café y callejeamos por Sevilla. Vemos el casco viejo, comer y siesta. Y a la tarde, lo que surja”
“Me parece bien, tío Pedro”

Pero Pedro de nuevo obvia que están en España, y que echar planes es un sinsentido. Así pues, se dirigen al estadio. Todas las puertas cerradas. Todas, menos la de la tienda de merchandising del club. Pedro y su sobrino se dirigen a la tienda

“Buenas tardes, bella señorita. Deseamos acceder a las instalaciones y visitar el estadio”

La chica mira a la pareja como quien ve a un marciano y a un marcianito. Pedro casi la oye pensar. “Vaya, otro divorciado dándole caprichos al hijo y malcriándolo”

Y responde

“No hay visitas señor. Y nunca nadie ha venido aquí con esa embajada. Si quieren comprar camisetas o la equipación oficial o…..”
“Vayámonos tío Pedro. Yo quería entrar al estadio. Camisetas ni ost….”
“Joder sobrino, se un poco mas cortés”
“Es que parece mentira. Pueden explotar y sacarle un rendimiento a esto fuera de la temporada de liga, y ahí lo tienen parado”

A Pedro hay veces que le sorprende la madurez de un crío de tan corta edad. Y ambos, contrariados salen a la calle. El muchacho va cabizbajo. No le gusta que se tuerzan los planes.

Giran la esquina y el cielo se abre para Pedro. Vallas de obra, la hormigonera, andamios, carretillos y unos obreros de la construcción almorzando a la sombra

“¿Te acuerdas de la mezquita el otro día?”
“Si tío”
“Pues vamos a por el 2-0”
“Pero tío, que no se puede pasar”
“Si nos dicen algo, media vuelta. Tu detrás de mí, pon cara de despistado, no toques nada y anda con cuidado, que hay tablas con clavos en el suelo”

Dicho y hecho. Enfilan la entrada por la obra, pasillo largo y ancho, treinta metros de paseo y el césped del estadio. El chaval está en su gozo, estar a su aire viendo solo un estadio de primera división. Un par de fotos y a la calle con la misión cumplida

“Ves sobrino. Recuerda esto. Si ves obras en España….”
“Siiiiii, adelante con aire resuelto y para adentro. Canso, que pareces el abuelo cebolleta”
“Tenme más respeto sobrino”
“Vale. Yo para comer hoy, gambas y solomillo”
“Vaya días que llevas”

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