jueves, 27 de febrero de 2014

Capítulo nonagésimo tercero “Viajes y el tracto intestinal”

Buff, vaya programa el de ayer de Herrera, hablando de análisis de sustancias procedentes del el cuerpo humano, pero de cintura para abajo. Oye, que he tenido que cambiar de emisora. Que maneras de recrearse con lo escatológico el marrano de él.

Pero hete aquí que me ha dado tema para comentar un hecho que se suele dar en los viajes:

“Yo es que si no estoy en casa, no hay manera”

Es para ver al personal en los desayunos al cuarto día de viaje. Que si laxantes, que si kiwis, que si zumito de naranja….. La verdad es que a mí ese tema normalmente no me da guerra en los viajes. Yo, tan tranquilo
En el primer viaje a Egipto coincidió con nosotros una parejita. Gente maja, pero por dentro y por fuera. La verdad es que ella era una monada. Y el también era un tío bien plantao. Como el resto del plantel del viaje ya eran personas talluditas enseguida hicimos grupo. Y el primer día de excursión nos juntamos todo el grupo de viaje en el hall del barco en el Nilo. Todo el grupo menos la chica

“¿Y tu mujer?”
“No va a salir. Está con una diarrea de miedo”

Dos días le duró a la podre chavala las carreras al inodoro. Y dos días sin salir del camarote. Al tercer aparece ella, pero él no

“¿Y tu marido?”
“No va a salir. Está con una diarrea de miedo”

Y otro par de días que él no se pudo mover del camarote so pena de irse por la pata abajo en medio de la excursión

Al sexto día aparecieron los dos. Y a mitad de excursión, en el Valle de los Reyes no sé que les pasó pero que acabaron diciéndose de casi todo y en voz alta. Volvimos al barco y cada uno iba sentado en una fila diferente en el bus.

El último día en El Cairo él se vino con nosotros y ella se marchó con otro grupo a ver la ciudad. Y el tío erre que erre que nos teníamos que ir de marcha por la ciudad. Si  hombre, en eso estaba yo pensando, en salir de juerga por semejante andurrial

Ya no volví a saber nada de ellos, supongo que todavía el matrimonio estará entero y el amor como el primer día

Parece mentira lo que una diarrea puede ocasionar. Así que ya sabéis amigüitos, en el botiquín del viajero nunca deben faltar ni el blandicaca ni el aprietamierd. El tracto intestinal te puede chafar cualquier viaje.

Y después de tan agradable texto os doy el menú del pincho solidario de mañana: untamorros de cuto con pimiento choricero (costillas de cerdo con pimientos, para los de fuera de aquí)

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