miércoles, 9 de octubre de 2013

Sobre náufragos y naufragios



El perro y cínico mundo escandalizado por la noticia. Trescientos muertos en un naufragio frente a Lampedusa, la isla más al sur de Europa en el Mediterráneo. Hoy es miércoles y esta tragedia fue el jueves de la semana pasada. Ya ni es noticia, ha sido desplazada por otras o por los resultados del futbol. 

Como siempre han sido necesarias las imágenes y ver caras para que nos espantemos. Cadáveres desmadejados al ser descargados en puerto, una alcaldesa llorando porque en sus cementerios y campamentos de acogida ya no caben más, personas con la cara desencajada al perder a su compañero de travesía. Han sido las fotos a la hora del telediario de la noche, con la cena delante, las que nos han revuelto el estómago. Pero hoy ya no es noticia. Unas declaraciones del Papa indignado, un pusilánime comunicado de la unión europea y unas timoratas declaraciones de no sé qué ministro italiano. Tierra encima de los muertos recogidos y alimento para los peces los que se quedaron en el mar. Y un futuro incierto para los ciento cincuenta supervivientes. 

Son ya, según Human Rights Watch, veinticinco mil los que han perecido intentando cruzar desde Libia a Lampedusa. Y han tenido que morir trescientos de una tacada para merecer un rato de telediario

El trece de enero de 2.012 el Costa Concordia encalla frente a las costas italianas. Murieron treinta y dos personas. La décima parte de lo de Lampedusa. No sé cuantos días fue noticia. Nos frieron con las declaraciones de los pasajeros. Nos contaron de pé a pá la cronología del siniestro. Hicimos chistes sobre el capitán. Creo que hay un proyecto para filmar una película. Los supervivientes indignados reclamaban indemnizaciones por el coste del viaje que perdieron más daños y perjuicios. Por supuesto, soy europeo y tengo derecho a que se me abone el coste de mi cámara de fotos. Y encima he perdido las imágenes de la boda, que las llevaba en la tarjeta.  No vea usted lo destrozado que estoy, tendrá que compensármelo.

Días y días con el asunto Costa Concordia. Habían muerto treinta y dos blancos que iban de vacaciones. Se pagaron indemnizaciones y hubo juicios para buscar responsables.

Unas horas con lo de Lampedusa. Han muerto trescientos negros que huían de las enfermedades, del hambre, la roña, la miseria y de la muerte. Se ofrecieron tibias excusas.


Por cierto ¿Sabéis cual ha sido el mayor naufragio de la historia? Tic, tac, tic, tac….
Nooooo. Habéis fallado. No fue el Titanic. En el Titanic murieron 1.500 personas.

Fue el MV Wilhelm Gustloff, un buque alemán en la Segunda Guerra mundial. Fue torpedeado por un submarino soviético que lo echó a pique. A bordo iban 1.656 soldados alemanes y 8.956 civiles, o sea, 10.612 personas. Sobrevivieron 1.100 personas. Cifras reales, pues buenos son los alemanes para llevar las cuentas. Originariamente era un crucero de vacaciones y luego se reconvirtió en hospital flotante y cuartel de submarinistas nazis. Estaba anclado en Polonia, cerca de Gdansk. Cuando los rusos avanzaron por Polonia, zarpó y fue hundido por un submarino soviético. Y a este mismo submarino se le atribuye el hundimiento unos días después del buque General von Steuben, otro transporte con tres mil personas a bordo. Las guerras son así.

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