Una estupenda
charla la ofrecida por D. Juan Pedro Martín Vide en Falces el día catorce de junio.
Amena e instructiva.
Este señor es un
experto en mecánica hídrica de ríos. Y comenzó su exposición hablando de lo
precario que son los conocimientos en esta materia, que es una ciencia
puramente especulativa y basada exclusivamente en las observaciones y en los
fallos. Que una persona de semejante talla en una materia empiece una charla
reconociendo su desconocimiento dice mucho de la altura intelectual de este
hombre.
Bueno, a lo que
estamos
La charla iba
sobre qué es lo que le está ocurriendo a nuestros Arga y Aragón. En esencia a
los dos lo mismo pero por causas diferente. Los dos ríos están sufriendo un
proceso de incisión. En cristiano, que los fondos de los ríos están bajando. Se
están encauzando más.
¿Esto es malo?
Lo que hace la naturaleza no es ni bueno ni malo, es así. En este caso está
respondiendo a un hecho ocasionado por la mano del hombre. En el caso del Arga,
el haber sido canalizado en los años sesenta y setenta ha provocado que lo que
antes eran diez kilómetros de recorrido fluvial ahora son siete.
En este
proyecto, hecho con la mejor intención, se planteaba una pendiente continua
para todo el río.
¿Cómo estamos a
fecha de hoy? La pendiente proyectada ha cambiado a capricho del río. Y como os
digo (hay topografía que lo demuestra), el fondo del río Arga ha bajado y la
velocidad del agua ha aumentado. De hecho podéis ver un pilar del puente de
Funes (en época de verano) que se ve la cimentación.
Las motas nos
dan seguridad pero si el río se va “encajando” y socavando la parte baja de la
mota (las motas están justo en la orilla) nos podemos encontrar con que en
alguna parte la mota se debilite y colapse. De hecho podéis ver lo que ha
ocurrido por la parte de Valtierra, que la mota ha cedido.
Actualmente se
está replanteando nuevas motas (donde se pueda, claro está) mas retiradas del
cauce fluvial. Toda la ingeniería hídrica es prueba y error.
Y la sobada
frase que se escucha por ahí “hay que hacer lo que hacían los abuelos”, pues
eso, es demagogia pura. Los abuelos hacían lo que podían o sabían con los
medios que tenían, como nosotros hoy. Oyes a gente clamar por dragar el río.
Los abuelos no limpiaban ni dragaban ríos, entre otras cosas porque no había
excavadoras. Los abuelos no construían en las orillas de los ríos, pero claro,
el pueblo tenía la mitad de habitantes. Los abuelos no eran ni más listos ni
más tontos que ahora.
Los dragados no
solucionan ningún problema. Llevamos treinta años dragando el Arga y los problemas
son los mismos.
En los tiempos
de carestía que corren hay que medir mucho el despilfarro de medios. Habiendo
recortes en educación, sanidad, pensiones… igual es el momento de plantearnos
si los dragado como se ha hecho siempre son necesarios, solucionan algo, o tal
y como se está viendo, contribuyen a agravar el problema (y llenar algún
bolsillo de paso)
Actualmente
parece que las soluciones para mitigar los problemas por las inundaciones se
orientan a ampliar la cuenca de inundación donde sea posible. Y evidentemente,
a priorizar proteger cascos urbanos, grandes instalaciones e infraestructuras
públicas.
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