jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo septuagésimo quinto “Hasta la dignidad les hemos quitado”



 Mi primer viaje a África, por Kenia. El objeto principal del viaje era visitar los Parques Nacionales, a la caza fotográfica de los animales. Pero bueno, en un viaje de dieciocho días da para todo. Hubo turismo de ciudad por una urbe tan espantosamente fea como Nairobi, otra encantadoramente macarra como Mombasa, playita y también un poco de conocimiento étnico. De temas personales sólo hablo previo pago, así que no os molestéis en preguntar

Dentro de las actividades programadas estaba la visita a un poblado masai. Imaginaos en medio de una llanura abrasada por el sol un suelo rojizo y un horizonte plano que te recuerda que la tierra es redonda. Un poblado de veinte chozas rodeado por matas de plantas con cada pincho como clavos. Las casas de barro y techumbre de ramas y palos. Seis vacas esqueléticas pastoreadas por unos críos. Y unas quince o veinte mujeres masai esperándonos al grupo de cinco turistas españoles con tres bebés en brazos.

“No les deis dinero”

Esa fue la consigna del guía. El llevaba la cantidad pactada con el jefe del clan y algún regalo para los críos.

La etnia masai tradicionalmente ha sido orgullosa de sus tradiciones, guerrera y altiva. Y al ver reducida a esas personas a un triste grupo mendicante se me cayeron los güevos al suelo. Ver a una cría que creo que no tendría más de dieciséis años utilizar a un bebé estudiadamente sucio, con el vientre hinchado y con los ojos con conjuntivitis para dar pena y pedir unos pocos dólares se me hizo muy cuesta arriba. Creo que en ese momento aprendí que para ir a según qué sitios te tienes que dejar el corazón y el estómago en casa.

Íbamos cinco personas en ese viaje. Mis compañeros los recuerdo con cariño, eran gente maja. Y la verdad que pronto el “espectáculo” del pueblo masai se nos atragantó y pedimos al guía largarnos.

Bueno, el viaje fue maravilloso y totalmente recomendable. Además hoy en día están mucho mejor montados, con mas oferta y más asequibles.

Finalizando el periplo, el día que tomábamos el avión de vuelta nos juntamos con otros grupos. Y así como en el nuestro nos llevábamos de cine, había otro grupo que eran una cuadrilla de gilipollas auténticos. Sobre todo uno de ellos no hacía más que quejarse de todo.  Y dijo algo dirigiéndose al guía de la agencia que si lo oigo hoy en día le pego una ostia

“He venido a ver el África auténtica y me voy desengañado”
“¿Por qué?”
“Bahhh, hemos llegado a un poblado y los negros iban con zapatillas de deporte”
“Yyyyyy???”
“Que eso no es auténtico”
“Escucha majo, la auténtica África está hoy en día en Somalia, en los guetos Sudafricanos, en El Zaire y en el Congo (estaban en guerra civil). ¿O es que no tienen derecho a llevar zapatillas?”
“Bahhh. No son auténticos”

El tipo era un nacionalista convencido, y convencido es el nacionalista que se cree superior a los demás únicamente por el motivo de que lo parieron donde lo parieron. Era de esa calaña de hombres

Y también aprendí que depende con quien te toque de grupo puede ser un gran viaje o una pesadilla. También digo que siempre he tenido suerte. Y que hay gente viajando que es auténticamente tonta, que en vez de disfrutar parece que salen a rabiar y a pasarlo mal.

Quedan nueve días para el Roc en el Río

1 comentario:

  1. Te olvidas poner que las casas masai, en las paredes, no solo llevan barro, también caca de vaca.
    A mí me encantó mi viaje por Kenia; y tuve la inmensa suerte de que mi grupo (por motivos que desconozco) se redujo a mi mujer, el guía y yo.
    Tanto es así que un día salí solo con el guía, y estábamos a 3 metros de un león cuando llega otro vehículo con japonesidos (pleno al 15), y al verme solo ni miraron al león. Hasta creo que me hicieron alguna foto pensando que sería alguien importante. Cierto que ellos iban como sardinas. Fidel

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