jueves, 21 de marzo de 2013

Capitulo quincuagésimo octavo “a quien madruga….”




Capitulo quincuagésimo octavo “a quien madruga….”

En Friburgo, pero el Friburgo alemán. No el suizo. Habíamos hecho de una tacada el día anterior Peralta-Friburgo, cosa que no os recomiendo. Está casi en el límite de la resistencia humana en auto. El límite lo experimenté a los dos años, que hicimos Peralta-Venecia. Bufff.
Era un viaje a lo joderse, sin programar, pero para la primera noche sí que teníamos reserva hotelera. Una megahotel en la ciudad, ultramoderno y que daba gusto verlo. Hace ya 19 años de esto. Habíamos pillado una oferta, un buen precio, pero no incluía el desayuno.
Yo, haciendo gala de mis malas costumbres, madrugué bastante. Me gané cuatro o cinco pecados por parte de mis amigüitos, lo de siempre, que si “andevasaestashora” “yaestaeltontolabaestedandoporculo” “nohagasruido” “andacascalaqueyomequedoenlacama” y alguna otra lindeza.
Vuelta por la ciudad, que no había nada que ver a esas horas, y al hotel. Creo que eran las ocho. El comedor abierto para los desayunos. Asomo el morro, y veo un magnífico buffet de desayuno y encima con carta a la entrada. Y yo muerto de hambre.

“bueno, entro, desayuno, pago lo que me pidan y yastá”

Pues eso, cuarenta y cinco minutos desayunando a base de bien y como os digo, encima con carta. Cuando ya me siento igual que una anaconda tras la cena, me levanto, voy a la caja y le digo que cuanto era el desayuno. Os lo juro que se lo dije.
Me mira como quien ve a un venusiano, me pregunta si estoy en el hotel. Que si. Questoy. Pues entonces nada. Que yo no tengo el desayuno incluido. Quesi questa incluido. Queno, quemihabitacion es la…. y nosta. Quesi está. Pues vale, pues venga, pues me alegro.

Salgo al vestíbulo y me encuentro a mis amigüitos con las maletas (habían bajado la mía, que enternecedor).

-Hala, tira, coge el coche y vamos. Que estamos muertos de hambre.
-Joder que prisa os ha entrado.
-Tu seguro que te has tomado algún café por ahí. Nosotros estamos hambrientos. Coge el coche y carretera, y en el primer parador que veas, desayunamos
-Bueno

Pues eso, salimos de Friburgo y ya en la autopista vimos un área de servicio y paramos. Allí estaban mis amigos con sus bandejas con un croissant revenido por cabeza y unos cafés con leche que prometían tener que parar luego en algún maizal. Yo, un café solo

-¿no tienes hambre?
-Es que después de dos huevos con bacon, salchichas, ensalada, tostadas con mermelada, yogur y café no me entra nada

Me miran con ojos como tapas de perola y la boca abierta, y conociéndome como me conocen, ya vieron alguna maldad en el horizonte

-¿No habrás sido capaz de…. En el hotel?
-Joder, he entrado, desayuno, voy a pagar y no me han cobrado. Y he insistido. ¿Qué queréis que haga?
-¿Qué qué queremos, cachohijolagran….? Podías haber dicho.
-Era ya muy tarde, si os sentáis a desayunar os tiráis una hora y ya vamos mal de horario, que hay que estar en Praga a las seis. Haber madrugado más, en vez de quedaros en la cama como osos patudos
-Será cabrón, encima quiere tener razón.
-Claro que la tengo. Hala venga, acabad. Tiene buen aspecto ese croissant.

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