Mira que da el día de sí en este encierro. Yo, afortunadamente, sigo con una rutina parecida a la de siempre. Voy a trabajar, mientras se pueda lo intentaré. Sigo con mi deporte gracias al bueno de Alex, que con una pena en su corazón nos sigue impartiendo online nuestra rutina deportiva. Gracias al wasap sigo en contacto con los de siempre y además he recuperado contacto con personas con las que hace años no hablaba
De esto, quien salga, saldrá cambiado. Y si no, pero para él
Pero hay algunas cosas que os iré contando estos días que me están haciendo torcer el palillo que llevo al morro.
Va la de hoy
Ha corrido estos días un meme que viene a decir que si el gobierno reparte esos doscientos mil millones entre los cuarenta y siete millones que somos en el país tocamos a un millón para cada uno y sobran ciento cincuenta mil millones. Bueno, lo primero es que si haces la cuenta y divides 200.000.000.000 entre 47.000.000 tocamos a 4255 euros por cabeza. No a un millón y sobra para la propina. Así que eso
Pero lo que me ha sorprendido no es la escasez matemática de quien haya hecho la cuenta. Eso da igual. Lo que me alucina es que a nadie se le ocurra que con esos dosciento mil millones de euros lo primero que había que hacer es coger diez aviones y mandarlos por el mundo a comprar respiradores para que nuestros abuelos no mueran
Hace falta ser abyecto para pedir que repartan dinero estando muriendo ancianos en residencias. Ancianos que levantaron este país tras una horrenda guerra civil en el que todo quedó arrasado. Ancianos que se dejaron los callos de las manos arrancando remolacha en campos helados en Enero. Ancianos que tenían que andar cuatro horas para llegar al campo de peones y que cobraban por jornal diario y a veces el patrón no tenía para pagarles dinero y tenían que cobrar con un poco de trigo.
Esos ancianos que levantaron el país están muriendo en silencio abandonados por el estado en residencias. Con la única compañía de los trabajadores que ven impotentes como enferman y como mueren. Y mueren como vivieron, sin quejarse
Y nosotros haciendo divisiones. De verdad, estamos podridos, sin alma y sin corazón. Aún con el confinamiento deberíamos salir a la calle, encabezados por sanitarios, cajeras de supermecado, camioneros, militares, maderos de todo tipo (y digo madero con respeto, cariño y agradecimiento), y basureros. Y detrás de ellos, tú y yo y todos.
Y en cabeza, una única pancarta.
"COMPRAD RESPIRADORES HIJOS DE PUTA"
Los abuelos, los que hicieron este país, están muriendo. En silencio. Sin quejarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario