La verdad es que puedo intentar entender a todo el mundo, aunque no siempre lo consiga. Los años me están domesticando y me están haciendo menos visceral. Eso sí, si estoy convencido de que lo que yo pienso es lo correcto no hay quien me mueva de mi idea. Pero siempre intento no molestar, es lo mejor.
Ya son cuatro años escribiendo en el blog y, aunque intento no faltar ni molestar, puedo comprender que haya gente que se haya mosqueado conmigo y con las cosas que digo. Eso sí, creo que se pueden decir las cosas tanto a la cara como utilizando este propio blog en la opción "anónimo" y de hecho para ello tengo habilitado el botonico de
"Eres un idiota"
Más fácil no lo puedo poner
El otro día volviendo del monte me encontré con la cagada habitual. Así a ojo, pesaría kilo y medio por lo menos. Mirad, mirad
Podéis comparar utilizando como referencia el pie que aparece, en concreto el mío, que es un hermoso número 42 (8 y medio en EEUU). Si os fijáis es un poco más ancho que el empeine y su altura, aunque no se aprecia en la fotografía, rondaba los cinco centímetros y medio. Fijáos en lo caprichoso de su trazado y si sois observadores veréis que la deposición se ha producido en dos tiempos. En cuanto a la textura, y eso es lo imperdonable, era lo suficientemente estable como para ser recogida sin que la deyección escurriera lateralmente impregnado al recolector.
Así que armado de mi santa paciencia recogí dicha defecación (utilicé un papel, no lo hice directamente) y lo deposité en los contenedores que están cerca. No era hora de dejar basura pero creo que cometí el menor de los males.
Y recorriendo el santoral desde San Aarón hasta SAn Zygmunt me dirigí a casa. Tenía la sana intención de pegarme una ducha y salir a disfrutar de un vermuth con mis amigos. Precisaba de la cercanía de ellos y de transmitir todo mi cariño mediante efusivos abrazos. Quien me conozca personalmente sabe que no exagero para nada.
Tras asearme me dirigí a mi viejo Land Rover para ir desde las Casas Baratas al Pueblo, que es lo que hacemos los de las Casas Baratas. Y cuando me fui a montar me encontré con esto
No contento con dejarme el pos en la puerta de casa, me dejan el pis en la rueda del Land Rover. Hay del orden de ocho esquinas de calles, nueve puertas de portales y nueve puertas de garajes en un radio de treinta metros. Y quien fuese tiene que poner al perrito a miccionar en la rueda de mi automóvil, concretamente en la rueda del piloto. O sea, por donde me monto yo
Convencido estoy de que tengo algún enemigo oculto en el pueblo. Así que si veis que estos días se me cae el pelo, me pongo de color cistítico, respiro con ansiedad o cualquier otro síntoma creo que es debido a que me han echado mal de ojo o alguien está practicando vudú contra mí.
Es que hace falta mala leche. Primero la caca y luego el pis.
Y eso que intento ser educado y no faltar. De verdad, hace falta se marrano, y no el perro sino el dueño.
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