lunes, 8 de julio de 2019

Capítulo ducentésimo octavo cuarto. "Visitas a poblados"

Música de hoy, pues resulta que el año que viene  los Barón Rojo cumplen cuarenta años como banda. Mira que han dado vueltas y mas vueltas. Y como debe ser el heavy metal, un tipo cantando, otro aporreando la batería, un bajo y dos guitarras. Sin teclados. Que purista me he levantado hoy, pardiez


Foto de Edu



Hay otra gran diferencia entre visitar poblados en el África continental y en la isleña Madagascar. En la primera es el mzungu blanco el que "mira y observa" el devenir de unas personas que viven en chozas y están ahí puestos como mera atracción turística. No se que será el estar en los poblados de pigmeos, pero por lo que cuenta Sierra en sus libros sobre viajes es bastante patético verlos. Sí que he visitado poblados por Kenia, Tanzania, Boswana o Senegal y en todos es mas o menos lo mismo; sientes que estas en una representación teatral

Pues en Madagascar, para variar, es diferente. Eres tú, el vazaha blanco el que es objeto de curiosidad, de observación, de risas y de toquiteos. Eres tú, vazaha blanco, al que se le hacen preguntas, del que se ríen y sonríen, al que te señalan entre murmullos y risitas. Vamos, que eres tú el que les hace la fiesta. 

Son ellos, los malgaches de poblaciones aisladas, los que disfrutan con tu visita y te agradecen con una hospitalidad y una cortesía tremendas que hayas pasado por allá. Recuerdo el anterior viaje, en la etapa por el Pangalán, cuando visitando un poblado unas personas nos pidieron que "fuésemos a su casa, que estaba cerca". Pues dicho y hecho, y tras diez minutos de paseo, diez miserables minutos, llegamos a su pueblecito. Y allá nos pidieron encarecidamente que hiciésemos una visita al anciano de la tribu. Y como no, nos dirigimos a su casa, a una choza llena de humo por dentro dado que esas modernidades de las chimeneas allá no han llegado.

Pues ante mi estupor el anciano de la tribu, un viejo de mas de setenta años, nos agradeció nuestra visita diciendo que éramos los primeros blancos que visitaban su pueblo. Te cagas. 

En este viaje, en la fase marinera, recalamos en una pequeña bahía y allá atracamos, en una de las orillas. Esa tarde cogimos las lanchas y fuimos a visitar un pequeño pueblo enclavado en la playa. Nosotros tan contentos y los críos mas, fuimos el juguete de ellos. Allá nos dieron un dato. Ese pueblo estaba a cuarenta kilómetros de la "carretera" mas próxima, a través de una trocha en la selva que todos los años había que machetear para que la vegetación no la devorara. O a tres días de navegación en chalupa costeando

Pues allá, a tres días de cuaquier otro grupo humano, un pequeño asentamiento vivía aparte de todos en completa autosuficiencia. Alucinante en el XXI vamos

Montamos (bueno, nos montaron) el campamento en la playa a unos tres kilómetros del poblado, cenamos, bailamos aunque no os lo creáis y a dormir. Total que al otro día una hora antes de salir el sol yo ya estaba dando la puta murga por alrededor de las tiendas como perro que busca lugar para tumbarse. Decidí dar un paseo por la playa mientras esperaba a que saliera el sol. A trescientos metros del campamento empecé con un trotecillo cochinero y ya me animé a ir correteando hasta el pueblo del día anterior. Llegué todo sudado y es para ver los ojos de la gente cuando vieron aparcer al vazaha blanco del día anterior a esas horas de la madrugada. Se ve que blancos raritos habían visto, pero yo fui la novedad.

Volví al campamento y aun seguía el coro de ronquidos en las tiendas. Me puse a dar la cencerrada al cocinero y al poco fueron apareciendo el resto de los tripulantes y mis compañeros. Desayunamos como hacen los colonos, cogimos la barca y nos dirigimos al otro lado de la bahía, a ver otro poblado que era un poco mayor que el anterior. Este era ya un pueblecito con todas las de la ley.

Allá hay una ONG que está desarrollando un proyecto para proveer a esas personas de algo tan básico como es el agua clorada. Siempre os cuento que en mi monumental pueblo a principios del siglo XX la principal causa de muerte en verano era la diarrea. La gente bebía agua directamente o del río o de los regadíos y eso pues....... provoca que te vayas mucho de bareta. Y si te pilla un poco debil, te deshidratas y..... al otro barrio

Pues allá, a tres días de ningún lado, un orgulloso alcalde del pueblo nos mostró como avanzaban las obras para hacer un modesto depósito de cloración y llevar agua potable al pueblo. Amén de una incipiente instalación de saneamiento.

Ir a estos lugares es lo que tiene. Que vuelves apreciando el sabor a cloro del agua que sale por el grifo. Que aprecias el agujero del inodoro por el cual se va tu ADN tras triunfar. Que valoras un bote de gel o de champú. Y que lo valoras por que hay mucha gente por el mundo que muere por no tener acceso a agua potable

Como decía Gema, nuestra doctora, mucho se habla de las vidas que han salvado las vacunas pero muchísimas mas ha salvado algo tan humilde como es una pastilla de jabón. Y en aquellos lugares un trozo de jabón es algo muy valioso que ha venido de muy lejos.

Y por cierto, hay otra diferencia entre los pueblos malgaches y el resto de África. En Madagascar se ríen contigo y no te piden nada. En el resto de África hay que pasar por taquilla para entrar a su pueblo, que dicho sea de paso no me parece mal. Es su pueblo y hacen con el lo que quieren

Hoy os dejo un reportaje fotográfico de la vida en esos aislados poblados (fotos de Edu)






Las barcas a por leña 


La peluquería. Ved que coquetas son


Los críos con la novedad


Pelín chuleta la cría ¿No?


Edu haciendo el indio


Lo mismo es cuna que es barca


Mascarilla contra el sol


Foto de Gema. Nuestro comedor a pie de playa

Id a África. El turismo hace mucho mucho bien es estos lugares, para ellos es un apoyo tremendo.

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