lunes, 27 de mayo de 2019

Capítulo ducentésimo séptimo octavo: "Mas pobre, imposible"

Música de hoy, Nina Bosa y su "Poor man". Si es que son de un pobre que para qué


Foto de Gema



Ya hay gente que me pregunta ¿Pero es que te gusta todo de Madagascar?. Y la repuesta es que no, que hay algo de Madagascar que roza el espanto de feo que es 

Su capital

Antananarivo, Tana para los amigos, es una de las ciudades mas feas que te puedes echar a la cara. Es un puto caos de ruido, tráfico, contaminación y suciedad y mas suciedad. Además está enclavada entre un motón de colinas lo que hace de ella un lugar particularmente duro para vivir. Tana es la encarnación de lo feo y allá puedes ver realmente que estás en el país mas pobre del mundo al que puedes ir sin que te maten

Tana, la Ciudad de los Mil, es la encarnación de la fealdad metida bajo una boina endiablada de contaminación.

Y como todo lugar feo transmite su dureza para vivir a sus habitantes. Vivir en ese enjambre de polución y de mal gusto hace que a poco que te fijes aprecies que no es lo mismo un habitante de Tana que un malgache del campo. Como decía nuestra guía

"Ese barrio, ni pisarlo"

Además luego a mi vuelta me enteré de que en Tana se vive desde hace años una especie de guerra civil entre bandos. No un guerra tal y como la conocemos nosotros, son pobres hasta para eso. Pero sí que de vez en cuando las mafias de un barrio montan un ataque sobre el barrio vecino y no es difícil oír tiros por la noche. Tana es una ciudad agresiva que no tiene nada de positivo y de la que hay que salir pitando en cuanto puedas. 

Pero es la capital. Y si vas a un país es necesario e imprescindible conocer la capital. Así que dentro del viaje un día tocaba dar un paseo por el lugar a ver y conocer lo poco que tuvieran. 

Digamos que el lugar emblemático es el "Palacio de la Reina". Según nuestras botas se iban aproximando al citado Palacio Yoli iba desgranando un poco de la historia del país. Una historia de guerras, conquista y colonialismo, como no puede ser de otra manera en África. Y cuando llegamos al Palacio de la Reina, sito en la cima de una colina, nos encontramos con la sorpresa de que el lugar se podía visitar. 

"Joder, siempre está cerrado. En todos los años que llevo viniendo nunca hemos podido entrar"

Así que pa dentro, como no podía ser de otra forma. Nos cobraron una pequeña entrada y un guía, en un francés endiablado, procedió orgullosamente a mostrarnos "su" palacio. Digo lo del francés endiablado por que aparte de nuestra guía otras dos personas del grupo hablaban francés y se tenían que poner de acuerdo entre los tres para poder traducir. 

Y digo lo de "orgullosamente" por que de verdad que al hombre se le veía orgulloso de su historia, de su país y del monumento que nos iba a enseñar.

Entramos

Llegamos al salón principal. El corazón del palacio. El lugar mas importante históricamente de Madagascar. La reostia, vamos

Y un montón de palanganas, cubos y baldes jalonaban el suelo. El Palacio de la Reina, el mejor monumento de Madagascar, está lleno de goteras. Goteras que no pueden reparar por que....... no hay dinero

Imaginad que entráis al Escorial, a Versalles, al Hermitage...... y lo véis como yo vi ese palacio, con cubos para evitar las inundaciones. Se os cae el alma al suelo al apreciar la auténtica pobreza en la que ese país está sumido. Esa imagen, la de ir esquivando baldes por el salón principal, es la imagen que tengo del Palacio de la Reina de Antananarivo

Luego aquella tarde salimos a cenar por la ciudad. Recuerdo que nos metimos entre pecho y espalda unos tartares que quitaban el hipo. A la vuelta al hotel, a la luz de nuestros frontales dado que la luz de las farolas es testimonial, pasamos al lado de una familia que dormía en la calle. Estaban preparando su cena en una fogata que habían hecho en un cubo metálico y estabas todos arremolinados en torno al cubo para intentar calentarse un poco. Todos ellos envueltos en mantas para  combatir el frío de la noche, dado que aun siendo África Tana está a 1.300 metros de altura. Allá estaban los críos, cada uno con una escudilla esperando el turno. Eso eran todas sus posesiones, el cubo, las mantas y las escudillas

Cuando viajas a África te das de bruces con los tres grados de la pobreza. La primera es la pobreza a secas, la que te encuentras en los campos. No tienen casi nada material, pero la naturaleza es agradecida y tienen sus huertos, sus cabras y sus árboles frutales. Cierto es que cualquier enfermedad se lleva a medio poblado por delante, pero por lo menos hambre no pasan. Si vas a a ciudades te encuentras con la miseria. La miseria es tener que extender tu mano para que alguien te de unos céntimos o una mazorca con la que saciar tu hambre. En los poblados no ves miseria, entre ellos son solidarios

Pero una ciudad africana arrebata la humanidad a sus pobladores y esa solidaridad desaparece. Así que es muy muy habitual cruzarte con mendigos desdentados carcomidos por llagas y que dependen de que alguien se apiade de ellos para no morir de hambre

Y luego está la pobreza extrema. La pobreza extrema es la del miserable que está extendiendo su mano bajo una tapia, sabiendo que tras de esa tapia, a escasos veinte centímetros, alguien nada en la opulencia. La pobreza estrema es la que padece un miserable que contempla la riqueza ajena y que sabe que para el y para sus hijos eso es inalcanzable. Eso es pobreza extrema

No todo el viaje fueron risas y bromas. Aquella noche, tras haber visto por la tarde que un país no tiene recursos para afrontar media docena de goteras, al volver hablando en voz baja entre nosotros y contemplamos a aquella familia con su cubo, cesaron las conversaciones y el resto del camino lo hicimos en silencio

No era para menos. Aquella familia, al pasar nosotros a su lado, en ese momento experimentaron  la pobreza extrema.

Tana es una ciudad dura. Muy dura y muy desagradable. Pero el resto del país merece la pena conocerlo

Un par de fotos mas en las que se ve como viven en la ciudad




Foto de Edu


Foto de Gema

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