lunes, 1 de abril de 2019

Capítulo ducentésimo sexagésimo octavo: "Quemaremos los cielos"

Música de hoy, pues al pelo me viene, para variar. Los escorpiones y su "We´ll burn the sky" de su gran album "Taken by force". Como ha quedado el panorama amigüitos, ya no quedan ni hombres de palillo al morro ni heavys de menos de cuarenta y cinco años. Sniffff, sniffff (es sollozo, no esnifada)





Cada uno de los gloriosos veintiocho días que duró el viaje a Madagascar fueron diferentes, pero todos los días tuvieron cosas en común. 

Lo mas normal es que yo empezara todos los días a dar la murga por el campamento una hora antes de salir el sol y una hora antes de que nadie se levantara. Eso, cada día; todavía me cuesta creer que mis compañeros no se confabularan para ponerme estricnina en alguna comida. 

También todos los días Edu nos hacía troncharnos de risa con ese humor ácido y avinagrado, mas propio de un asturiano que de un canario. 

También todos los días Noe perdía por lo menos tres cosas de su petate. Cosas que también luego iban reaparenciendo por los lugares mas insospechados del campamento y que normalmente esas cosas las localizaba cualquier integrante del grupo menos ella. 

Todos los días Jaime, el hombre grande, daba una pequeña lección de pulcritud paisajística recogiendo tanto las colillas de sus cigarrillos como su ceniza en un bote de caramelos que tenía ad hoc. 

Todos los días Gema, Claudia y Maribel estrenaban alguna nueva picadura, moraton o golpe que iban adornando sus anatomías y sustituyendo a las antiguas que se iban curando. 

Y todos los días a Yoli le tocaba lidiar con la idiosincrasia malgache y su peculiar forma de ser. El pensamiento de un malgache es algo que forma parte de lo mas arcano y escondido que hay en la superficie terrestre. No hay forma de anticiparse a lo que los malgaches van a hacer. Van a lo suyo y punto. Entre todas estas cosas que pasaban todos los días iban sucediendo otras que eran las que diferenciaban un día de otro. Pero aparte de mirar como vaca que mira al tren los tropiezos de los vazahas blancos los malgaches también hay cosas que hacen todos los días del año. Todo malgache de mas de tres meses de edad independientemente de su sexo o condición lleva consigo un mechero.

A lo largo del viaje por toda la geografía de madagascar, a cualquier hora del día y en cualquier punto cardinal siempre veías una columna de humo. Madagascar está literalmente arrasado por los incendios, incendios provocados por supuesto. Con el tema de tener mas tierra cultivable o pastos para los cebús la agricultura que en Madagascar se practica es la vieja y primaria de de roza y quema. A así está ese pobre país, que  es uno de los mas deforestados del mundo, posiblemente el segundo tras Haití, otro ejemplo de libro de ese tipo de agricultura que os he contado.

Madagascar es una antorcha contínua. Y evidentemente lo que no se puede hacer es ir allá con nuestros aburridos ojos de ecologista europeo a juzgar lo que para ellos es su modo de subsistir. Lo que siempre os cuento amigüitos, la ecología es propio se sitios ricos y muy muy desarrollados. Bastante tienen con sobrevivir como para preocuparse de la ecología.

De todas formas sabed que este tipo de agricultura es la que propició la creación de la sociedad tal y como la conocemos. Los seres humanos salieron del Kalahari y atravesaron África de sur a norte. Llegaron a la zona del creciente fértil, Mesopotamia, la actual Irak. Y desde allá se encontraron con un continente, Eurasia, que es de "este a oeste" y no de "norte a sur" como es África o América.

Esto lo que propicia es que con el mismo tipo de semilla pudes ir quemando pastos y como estas en la misma latitud geográfica ir sembrando y obteniendo la misma cosecha. De ahí el hecho de que Eurasia se "colonizara" rápidamente por los homosapiens y sin embargo cuando estos mismos homos cruzaron a América por Bering la colonización humana de este continente fuera mucho mas lenta.

Así que ya sabeis amigos. Si queréis regalar algo a un malgache, regaladle una caja de cerillas o un mechero. Y si le dáis un ferrocerio, haréis de él la persona mas feliz del mundo.

Arde Madagascar






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