lunes, 8 de abril de 2019

Capítulo ducentésimo sexagésimo noveno: "Pues yo no veo nada de nada"

Música de hoy, los asturianos de Avalanch y sus "Delirios de grandeza"


Fotos de Edu



Como ya hay confianza os voy a confesar algo, algo muy mío y muy íntimo. Los que leáis las tontadas que escribo sobre los viajes habréis apreciado el cariño con el que hablo de África. Parece que no veo mas que ventajas al viajar a este gran continente 

¿No?

Pues no. Hay algo que particularmente odio de los viajes a África. Al África negra, a la de los bichos me refiero. Y son cinco los viajes que he hecho con siete países visitados. 

Imaginadme en cualquiera de los viajes que he hecho. Los he hecho con diferentes grupos y con diferentes personas, de todo sexo, edad y condición. De todas las alturas y de todos los pesos. Cada cual con sus manías. Y cada cual con sus dioptrías. Con grupos relativamente grandes, de hasta veinte personas, y con grupos mas reducidos como fue esta última vez en el que íbamos siete viajeros

En África siempre hay un momento en el cual se ven animales. Puede ser el paraíso para eso, caso de Tanzania, o un lugar con pocos bichos, caso de Senegal. Bichos muy comunes como los que salen en cualquier película o bichejos raros como los que viven en Madagascar. Todo tipo de bichos.

Pues en el momento en el que se avista algún bicho ocurre siempre siempre lo mismo. El grupo se avalanza hacia el lugar que señala el guía o compañero que ha avistado al animal. Y empieza el 

"¿Dónde?¿Dónde?"
"No lo veo"
"Allá"
"Ahhhh, síííí"
"¿Dónde?¿Dónde?"
"Allá, debajo de la rama que se gira a cuarenta y cinco......"

Y así siguen las explicaciones hasta que el último torpe del grupo consigue ver el bicho. Normalmente todo el grupo se vuelca en este torpe para que vea al dichoso bicho, con profusión de explicaciones, datos y referencias. Y el torpe ese siempre es el mismo.

Yo

Y claro, si ando mal para avistar una jirafa en mitad de la sabana no os digo nada para ver un camaleón en mitad de un matorral. La sensación de torpe que se te pone al ver que siempre eres tú, como en la canción de Mocedades, el patán inepto que no ve nada es indescriptible. Lo que ocurre que con el paso de los años y de los viajes vas asumiendo esa situación de "ser el último" y lo llevas con entereza y con dignidad

El último. Que triste

Pues en Madagascar esa sensación de cegato torpe se elevaba a la enésima potencia. Madagascar es el paraíso de los animales camuflados.

Lo que pasa es que en el viaje tanto el guía local que llevábamos, Frisco, como el conductor de uno de los todoterrenos, Leonard, parecía que olían los putos bichos. Es que tenía bemoles la cosa que íbamos en el TT y Leonard paraba, metía la marcha atrás, retrocedía ocho o diez metros e impertérrito señalaba una mata. Nos dejábamos los ojos desde el coche y no veíamos nada. Nos bajábamos, nos aproximábamos a la mata y nada de nada. Y ya por fin el bueno de Leonard con aire de resignación bajaba y nos lo señalaba con el dedo a veinte centímetros y todos lo veían menos yo, que tenía que mirar y remirar. 

O el día que Frisco nos señaló un tronco. Un  puto tronco. Y señaló un trozo de tronco como de un metro y nos dijo que buscáramos el animal que allá estaba. Y allí estábamos los ocho desojándonos (yo lo dejaba por imposible, pero mirar miraba) buscando el puto bicho. O sea dieciséis ojos mirando y nada de nada. Y al final Frisco ponía el dedo encima de la cabeza del puto bicho y entonces

"Halaaaaa......."

Increíble.

El bicho en cuestión es el uroplatus, un maestro del camuflaje. Os pongo una foto y hasta aquí cuesta verlo



¿A que no lo veis a la primera?

Y no solo con los camaleones y los uroplatus. Hasta con los encantadores lemures me costaba manitú y ayuda verlos. Es que soy de un torpe que para qué



Este, mirando

El colmo fue el día que nos presentaron el camaleón mas pequeño del mundo. Es que hace falta cojones para encontrarlo. Es este. No me jodas ver esto en medio de la hojarasca


El colmo de los colmos era el salir a buscar animales por la noche. Si a las tres del mediodía no veo nada, no te digo nada a la luz de los frontales. Eso ya era el colmo. Que sensación de melón tenía yo alumbrando rama tras rama buscando algo y no viendo nada de nada. Para el próximo viaje de estos, lo tengo claro. Me llevo la cámara de infrarrojos, la de buscar el calor y a ver si así arreglo algo

Os dejo este par de fotos de estos bellos animalitos. Que tienen su gracia



Hasta esta serpiente me costó ver. Es que lo mío tiene traca








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