lunes, 29 de abril de 2019

Capítulo ducentésimo séptimo segundo: "Pontones y fronteras"

Música de hoy, ya que va de medio fronteras pues los recios de La Frontera y su "Cielo del sur". Ahhhh, los cielos del sur, los cielos del sur





Una de las cosas que tiene salir de Europa es volver a paladear el significado de cruzar una frontera. A mí siempre se me ponen los nervios en el estómago en el momento de dar el pasaporte al aburrido funcionario de turno. El rito es parecido en la mayoría de los países del mundo. El funcionario hojea con desidia tu libretilla, hace como que hace algo y estampa unos cuantos cuños multicolores en el. También y con ceremonia puede proceder a mojar algún sello de colorines en una esponja húmeda y pegarte el sello de marras en el pasaporte.

Recojes tu documento y ya estás dentro

Eso sí, si queréis apreciar de verdad como es un país tendréis que cruzar su frontera por tierra. Me explico

En estos andurriales africanos por donde tan a gusto estoy la calidad democrática brilla por su ausencia. Votar votan, eso es cierto, pero normalmente es un mero trámite para perpetuar al sátrapa de turno y su camarilla. Y al sátrapa le gusta mostrar su poder y benevolencia y ningún sitio mejor para hacerlo que el aeropuerto.

El turismo, el comercio, los negocios, dirigentes de otros países.... todo llega vía aérea y lo hace por el aeropuerto. Así, y dentro de lo menguadas de sus economías, los aeropuertos están decentes y normalmente no representan la decadencia que reina en el país. Al sátrapa le gusta mostrar su riqueza y opulencia

Otra cosa son las fronteras terrestres. Por allá no cruzan mas que los lugareños y negocios de una calidad mas o menos..... dudosa. El contrabando, el trapicheo, todo tipo de sustancias para diversión del personal, armas, tráfico de personas..... todo eso va por fronteras terrestres. Y es cruzando por ellas por donde te das cuentas realmente como va a ser es meca vacacional que has elegido

Yo la primera frontera terrestre que crucé fue a Francia. De esto hace la friolera de treinta años, cuando todavía no había eso del Tratado Schengen y demás. Me tocó esperar hasta que dieron las ocho de la mañana y llegaran por un lado los guardias civiles y por otro los gendarmes a abrir el palo. Aún recuerdo con nostalgia ese primer cruce de frontera. Lo que ocurrió es que con el DNI bastaba y así fue. Y fue en lo que entonces era Yugoslavia la primera vez que tuve que mostrar un pasaporte.

Pero eso era Europa. La civilizada Europa. La primera frontera terrestre africana que crucé fue entre Kenia y Tanzania. Y era poco mas que un chamizo con techo de uralita y con un par de somnolientos gendarmes. Fue curiosa y la imagen que tengo de un palo en mitad de un camino con la imensidad a ambos lados es impagable. Vinieron mas fronteras...... Gambia con Senegal, Jordania con Siria, Kazajstan con Uzbekistán, Namibia con Botswana, paises bálticos...... y en todas se respiraba el mismo aire de trapicheo y compadreo. En todas mas o menos podías respirar la corrupción que reinaba en el país

Lógico. En una frontera se mueve dinero y en un país corrupto una frontera es una máquina de hacer dinero. Mi recomendación es que como experiencia cruzar fronteras terrestres por esos andurriales es algo imprescindible

Pero en estos lugares donde la democracia ni está ni se la espera también hay fronteras dentro del propio país. Son fronteras naturales en las que tienes que satisfacer algún tipo de "propina" y mostrar "agradecimiento" al funcionario de turno, dado que si no lo hacer te puedes quedar allá esperando días y días

Madagascar siempre os cuento que es el lugar del mundo mas pobre que puedes visitar con relativa seguridad. Hay sitios mas pobres como Haití, Somalia o Burundi, pero allá no se puede ir. A Madagascar si. Y en un sitio de tan extrema pobreza os podéis imaginar que las infrastructuras brillan por su ausencia. Y que dado que encima año sí y año también tienen unos tifones que se caga la perra, pues las pocas infrastructuras que hay..... simplemente desaparecen. Así que se las arreglan como pueden, como no puede ser de otra manera.

Un puente, y mas un puente sobre un río caudaloso y ancho como es el Tsiribihina es algo impensable. Pero como hay que cruzarlo, pues el cruce se hace en pontones. Grandes barcazas sobre las que cruzan los automóviles, los cebúes, los motocarros y los camiones. Pues tras las etapas en los Tsingys nos tocaba cruzar ese río. Nos habíamos pegado cinco días rema que te rema por el Manambolo y dos andando por el infierno calenturiento de los Tsingys, pasando un calor del copón. Así que aquella noche dormimos en un hotel como manitú manda y aquel día nos pegamos una mariscada con camarones de río que aún se me saltan las lágrimas cuando me acuerdo

Por cierto que aquellos camarones poco tienen que ver con los que tenemos por aquí. Aquellos mostruos de río tenían el tamaño del biceps de un consumado practicante de crosstrain.

El lugar de embarque sobre el pontón era cualquier cosa menos normal entendiendo la normalidad malgache. Es el sitio mas polvoriento y sucio que recuerdo de los que he conocido. Un lugar con gente que te miraba torvamente como intentando evaluar hasta donde te podían timar. Un sitio donde se veía que el orden y la ley, la poca ley que hay en el país, estaban de vacaciones.

Y apreciad en la foto de arriba la "calidad" y la "artesanía" de los pontones sobre los que cruzaban los camiones. Todo un prodigio de imaginación malgache.

Nuestros vehículos cruzaron en un pontón de esos. Nosotros, los vazahas blancos, lo hicimos en una lancha tipo cayuco con un motor fueraborda. Por un tema de seguridad personal, según nos comentó Yoli. Y también por evitar la espera, lo que ocurrió es que la espera en vez de hacerla en la orilla norte lo hicimos en la orilla sur del río. Que por lo visto es un poco mas divertida.

Ved nuestro capitán y timonel




Un tipo salao


Otra vista de otro pontón. Este con turistas a bordo
¿A que parece seguro y apetece subir a bordo?


Fijáos en la luz de la foto. Hasta el ambiente
estaba contagiado de ese aire corrupto

El caso es que alcanzamos la otra polvorienta orilla y allá nos encontramos con una especie de pollo mutante. Un caso de especie endémica de allá inclasificable de ave corredora que no se parece en nada a otros pollos del mundo. Todo es extraño en ese lugar


El perro relamiéndose. Creo que se ganó
una pedrada por parte del dueño del pollo

Ya como os digo en la otra orilla estuvimos un par de horas esperando que llegasen nuestro todoterrenos. Y ese par de horas por poco acabamos con agujetas abdominales de las risas que echamos a cuentas del sitio.

Ved, ved


No tiene desperdicio

Yo es que en estos andurriales donde cristo perdió el ferrocerio es que me lo paso en grande observando el paisanaje. No tienen desperdicio

De verdad, si tenéis ocasión, entrad a estos países por fronteras terrestres o cruzad por estas "fronteras artificiales". Os quedaréis a cuadros.







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