jueves, 28 de marzo de 2019

Un asalto en la noche

Música de hoy "I save the world today", de Eurytmics





"Joder, que tarde se me ha hecho. Cagüenlaputa, siempre igual"


Piensa mientras recoge su mesa. Todos los santos días igual, es la primera en llegar a la empresa y es la última en salir. Realmente no tendría por que hacer esto, la empresa es familiar y ella es la hija. Adoptiva, pero hija. Y hace ya un par de años que se encarga por completo de todo lo referido a la gestión y toma de decisiones de la empresa

"Hala, te toca. Calienta, que vas a salir"

Es lo que le dijo su padre hace diez años cuando le encargó llevar el cotarro.

"Y sobre todo recuerda que tienes una gran responsabilidad"
"Joder papá, pareces el tío de Spiderman"

La verdad es que no ha defraudado a nadie. Ni a su padre, ni a sus empleados ni a sus socios ni a ella misma. La empresa va viento en popa, como su vida desde que se encontró con el que ahora es su padre.

Recuerda ser una niña. Que una niña, poco mas que un bebé que gateaba. Y ya estaba buscándose la vida en compañía de otro montón de niños de la calle en un basurero, recogiendo lo poco servible que puedes encontrar en un vertedero de Mombasa. Un puto asco de vida, pero es la que tienes y tampoco pasa nada si no sabes que hay otra mejor

Y recuerda al blanco grande que un día apareció por el vertedero cámara en mano a fotografiar lo que allá ocurría. Un blanco es un bomboncito en África y en Mombasa es una caja de bombones. Un blanco siempre lleva dinero y siempre lleva cosas que se pueden vender. 

Así que se acercó a él como le habían enseñado, con cara de no haber roto un plato en su vida. Lo intentó encandilar con esa sonrisa que solo los niños tienen, pero el blanco pasaba de ella ampliamente. Se puso a fotografiar los montones de basura y ella vio su momento y su oportunidad. Un tipo tan grande por narices tiene que ser torpe de movimientos, pensó. Así que se abalanzó a por su bolsa de viaje. La atrapó, dio media vuelta y se puso a salir corriendo.

Pero se encontró pateando  el vacío. El tipo, de una forma que ni ella lo había visto, se había girado, la había enganchado del pescuezo y la tenía en el aire.

"Vaya vaya, si tenemos una ladrona"

Dijo en un mas que correcto swahili.

Y ella le soltó todo tipo de lindezas.

El tipo poco a poco pasó del enfado a reírse de la situación. Ella seguía pateando el aire, cogida del cuello de su mugrienta camiseta

"Venga, te invito a desayunar, que seguro que ni has cenado ni vas a comer"

Así que acabó en uno de esos sitios del centro tan elegantes, dando cuenta del mayor montón de comida que había visto. Mal hecho, no hay que fiarse de los desconocidos, pero ella, con la inteligencia que da la necesidad, sabía que el tipo no era un mal tipo y que no le iba a hacer daño.

Tras comer todo lo que pudo, pidió una bolsa

"¿Es para tí? Has comido ya mucho ¿No? Supongo que esa comida es para tu familia"
"No tengo ni padres ni hermanos. Esto es para mis amigos"

El tipo dejó de sonreir y ella recuerda su mirada. Una mirada que la pasó de lado a lado, provocándole entre miedo y seguridad. Y el tipo vio en ella algo mas que la inteligencia que da el hambre. Vio lealtad y bondad.

"Tu te quedas aquí. Si quieres, por supuesto. ¿Cual es tu nombre?"
"Me llaman Mwezi"
"¿Luna?. Bonito nombre. Pero si no te importa, yo te llamaré Uhuru"
"Bueno. También me gusta"
"Si quieres, yo puedo ayudarte. Como tu ayudas a tus amigos"

Ella no recuerda ni decir que sí ni decir que no. Apareció una mujer que se hizo cargo de ella. La llevó a una habitación del hotel. Le dieron ropa, se bañó, se hizo amiga de la señora, se hizo amiga del tipo grande.......

Y un par de meses después se montaba en un avión que aterrizó en un país donde hacía frío. Recuerda el tremendo frío que hacía. Joder, que mal lo pasó.

Y seguido empezaron los estudios. Ella se esforzaba como la que más, era un producto de la necesidad. En poco tiempo se puso a la par que sus nuevos amigos y en poco tiempo fue la mejor en todo.

Y así el instituto, la universidad, otra carrera, idiomas....... todo gracias a aquel bolso que robó al tipo grande que se hizo su nuevo padre.

Y ahora ahí está, maldiciendo al grandullón de su padre adoptivo por meterla en semejante marrón..... en el que está muy a gusto. Acaba de cerrar el edificio y se dirige a su casa.

Le gusta andar por la noche. La relaja. Y el plan de esta noche está claro. Está muy cansada. Cenar, leer un rato y a dormir. Y toma el atajo del parque.

Lo que pasa es que si algo puede salir mal, sale. Y esta vez, por duplicado

"Vaya vaya. Una negrita elegante y con maletín. Seguro que con buena cartera"

Ella maldice todo lo que se menea. Este par de imbéciles van amargarle la noche. Hace lo que su padre le enseñó. Deja el maletín y el bolso en el suelo y da tres pasos hacia atrás. Que se lleven todo, que es solo dinero. 

Evidentemente el par de patibularios se hacen con la cartera y con el bolso. Aparece la billetera, bien surtida. El móvil. Las tarjetas.

"Y tu reloj y el collar"

Se los quita y se los entrega

"Bueno, y quizás algo mas negrita. ¿Como te llamas? Me gusta llamar a las mujeres por su nombre mientras me las follo"

Uhuru oye esas palabras mientras el tipo se le aproxima con el brazo derecho en alto para agarrarla por el cuello. El sentido del entrenamiento es automatizar movimientos. Si estás entrenado, no piensas los movimientos y estos salen solos. Así que en vez de retroceder, avanza hacia el agresor haciéndose hacia su izquierda. Con la mano izquierda enpuja la mano del agresor. Al mismo tiempo coloca su pierna derecha tras la pierna derecha del tipo. Con el anvés de la mano derecha golpea la nariz y empuja, desequilibrando al tío que va al suelo como un trapo sangrando como un cochino por la nariz.

Uhuru se vuelve encarando al otro asaltante.

Para su desgracia, el tipo da dos pasos atrás para evaluarla. Y por los movimientos que hace, sabe que el otro tampoco es manco. En esto el del suelo, aun sangrando, ya se levanta. Se separan de ella, manteniendo la distancia. Y con sendos clicks dos navajas automáticas aparecen en escena

"Puta perra. Te vas a acordar de esto. Me has partido la nariz. No te va a valer con el polvo, te vamos a rajar"

Uhuru contaba con que los agresores se asustaran. Lo que viene ahora es lo que ella ha querido evitar desde el primer momento.

Retrocede lentamente, buscando un poco de distancia. Ellos la siguen pero mas despacio.

"Cuatro, cinco, seis, siete metros......" Va evaluando Uhuru. Ya son siete metros. Suficiente.

Echa la  mano a su espalda y extrae eso que su padre se empeña en que lleve encima. Un Smith and Wesson del 38 de seis tiros. Ya no hay vuelta atrás. Amartilla y dispara al pecho del  que se le abalanza encima lanzándolo hacia atrás. Amartilla y dispara al pecho del segundo compinche que  cae al suelo ya muerto.

Amartilla de nuevo y se dirige al primero, que mira con ojos de extrañeza y respirando entre los ahogos que le provoca la sangre en los pulmones. Le apunta a la cabeza.

"Me llamo Uhuru, Uhuru Salazar. Me puso el nombre mi padre. Uhuru en mi idioma significa libertad. Y ni tú ni nadie me va a quitar eso."

Lo último que ve el sicario es un dedo índice curvándose sobre un gatillo

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