lunes, 28 de enero de 2019

Capítulo ducentésimo quincuagésimo noveno: "La pregunta que todos me hacéis, respondida"

Música de hoy, vamos con el agradable y siempre sonriente Bob Dylan y su "All I really want to do"


Foto de Gema. Tan majo estoy en esa foto



Pues sí amigüitos sí. Hay una pregunta que todos me hacéis y que entiendo que  tengo que responder. Creo que es el momento de que vuestra curiosidad y vuestras ansias de saber queden colmadas y satisfechas. Y como entre nosotros no hay secretos de ningún tipo pues me veo tanto en la obligación como en el placer de responder a vuestras inquietudes

Son ya muchas las personas que os habéis dirigido a mí con ese interrogante en vuestro interior. Y esas ganas de saber, ese afán de conocimiento no lo puedo obviar. Me veo en la obligación de despejar esa duda existencial que os devora.

La pregunta que todos os hacéis, hoy será respondida. Y esa pregunta es

"A ver Jesús. A lo largo de la expedición ¿Cómo os organizabais con el tema de las cacas?"

Y dado que entiendo y comprendo esa pregunta, pues os la voy a responder

Imaginad los días en el río remando. Los lugares de acampada siempre son los mismos, son sitios de playa ancha y donde no hay peligro con las fogatas. Así que en ese lugar donde acampas otras expediciones lo han hecho antes y otras los harán después. Evidentemente queda poco estético llegar allá y encontrarte muestras orgánicas de anteriores viajeros. Así que viajábamos con una letrina portátil. Un gran invento malgache

En una esquina un poco alejada del campamento y normalmente discreta se emplazaba una especie de banqueta sin asiento y que permitía colocar una bolsa de basura ad hoc. Alrededor de la silla unas matas proveían de la intimidad necesaria para tan glorioso momento. Y allá era el lugar donde procedíamos a tan agradable tarea. Al recoger el campamento por la mañana la bolsa, que era biodegradable, era enterrada en un rincón en la playa y todo queda prístino y en perfecto orden de revista para la siguiente expedición. Ni rastro de nuestro paso dejábamos en el lugar donde se había emplazado el campamento

Nuestra expedición consistía en veintiuna personas y creo que la dieta rica en fibra que seguíamos nos daba a todos una excelente regularidad en nuestro tracto intestinal. Así que podía ocurrir que si ibas de los primeros pues estrenaras el emplazamiento y si ibas de los últimos pues podías contemplar a través del asiento el perfecto estado interior de los que eran tus compañeros de viaje y que con anterioridad a ti habían procedido a tan placentera tares. Y eso producía un tranquilizador efecto; nada como verificar in situ el buen estado digestivo de tus amigos a través de un mero ensayo organoléptico en el cual apreciabas visual y olfativamente dicho estado. Ver que tus compañeros de viaje están en buen estado de salud te quita muchas preocupaciones y sofocos.

Eso sí; hubo dos días de acampada en el mismo lugar, con lo cual el muestreo se multiplicaba por ese mismo número par. Pero nuestros piragüistas tuvieron la delicadeza de cambiar la bolsa cada una de las mañanas. Demostraron su valía y su gran profesionalidad.

Luego llegaron los cinco días de navegación. ¿Cómo se solventaba el tema depositivo en el mar?. Pues nuestro navío disponía de esto


En proa y a estribor un cubículo con salida al mar resolvía el tema. Además el hecho de proceder en cuclillas es muchísimo mas sano y natural, como todo el mundo sabe y es lo que en mundo anglosajón se conoce como "squatty potty".

Pues allá, en la intimidad de ese metro cuadrado con ese agujero al fondo, con el cielo como testigo y el mar bajo tus posaderas, dábamos cuenta de tan noble y relajante tarea. El protocolo era muy similar para todos, tanto viajeros como tripulación. Te dirigías al "confesionario", cerrabas la lona delantera, te bajabas el pantalón y a la tarea. El final siempre era el mismo, un tranquilizador "plopppp" producido por el encuentro entre tu caca y el mar.

Confío en que estas líneas hayan servido para despejar vuestras lógicas dudas acerca de un tema tan importante y delicado como es la caca en los viajes. Los malgaches lo tienen todo previsto y resuelto.

Otra foto mía en el puente de marras. No me digáis que no os entran ganas de adoptarme



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