lunes, 17 de diciembre de 2018

Capítulo ducentésimo quincuagésimo tercero: "Haciendo dedo en el río"

Música de hoy, al pelo me viene. De Roger Waters "The pros cons of hitch hiking". Que buen músico era Roger, y como le ayudaba el uso y abuso del ácido lisérgico. Os pongo todo el disco.



Yoli y Marta, nuestras guías, amigas y.... ángeles de la guarda



Te puede parecer que estás solo en el río, amigo remero, pero en medio de esa desolación, no estás solo. Como dicen los hinchas del Liverpool, pero adaptándolo al río, "You´ll never row alone". O sea "Nunca remarás solo"

Es curiosa la experiencia del río. Te metes al inicio con un montón de desconocidos, entre turistas, remeros y guías, y acabas el recorrido con que todos están en el mismo conjunto, en el de los colegas. Pero a lo largo del río también te encuentras con sorpresas. Una fue esa que os conté, la del chiquillo que nos acompañó a lo largo de tres días.

Pero como todo en África, siempre hay lugar para las sorpresas

El cuarto día íbamos tranquilamente en nuestra canoa yo remando y el zángano de Helmsman timoneando cuando noto que Helmsman vira hacia la orilla izquierda. Nos salimos de la formación, cosa extraña. Así que como yo ha hablaba un fluido malgache y el entendía perfectamente el navarro de la ribera, me dirigí a él

"Ehhhhhh", le dije encojiéndome de hombros
"Ehhhhhh", me respondió señalándome a la orilla. Allá yo, que veo de lejos menos que una cabeza asada, distinguí una silueta. El río es bastante ancho, y al aproximarnos aprecié que era una chica que nos hacía gestos para que nos aproximáramos.

Total que a unos veinte metros de la orilla Helmsman se dirige a mí

"Ehhhhhh", me dijo haciéndome la internacional señal de parar. Esto es, mostrando las dos palmas de las manos hacia arriba y moviéndo los brazos adelante a atrás
"Ahhhhhh", le contesté yo dándole a entender que había comprendido perfectamente su extensa perorata

La chica se mete en el río y echa a andar hacia nosotros. Llegó al lugar donde nos encontrábamos con el agua por encima de la cintura y con un canasto en el que llevaba batatas sobre la cabeza. Ya a nuestro lado se dirigió a Helmsman, le mostró el canasto, le mostró las batatas y cinco segundos después dejó el canasto en la canoa y con un ágil salto se metió en la parte central de la barca. 

Me miró, me lanzó una sonrisa y me saludó agitando la mano. Se volvió a Helmsman y este le lanzó una irresistible caída de ojos. Es que mi timonel (el que remaba era yo, que no se os olvide), estaba hecho todo un galán clásico de cine

"Ehhhhhh", me dijo Helmsman señalando al centro del río y con la señal internacional de "tira p´alante"
"Ahhhhhh", le contesté asintiendo con la cabeza. Y yo, que soy muy obediente, me puse a remar.

Pues la chica nos acompañó a lo largo de esa tarde y un rato del día siguiente. Bajó con nostros hasta su lugar de destino.

Al día siguiente se repitió la operación. Helmsman aproximó la barca a la orilla, la chica bajó, nueva sonrisa, nueva caída de ojos y allá se quedó con su cesto en la cabeza. Por la noche había ayudado a hacer la cena. 

África es así. Yo no creo en esa frase de "los africanos son solidarios". Como decían Ortega y Gasset, (lo decían los dos) no es eso, no es eso. Simplemente el ayudarse  es necesario para sobrevivir. Si tu vas a lo tuyo en ese continente, prescindiendo de los demás y pasando de todos, estás condenado. Se ayudan por que se necesitan, no es por solidaridad

Es otra forma de ver la vida y otra forma de ser. Un lugar que a mí me encanta. Eso sí, con billete de vuelta. Que cuando estas solo en mitad del Manambolo y de repente te viene a la cabeza la sanidad europea. O cuando estás a la puerta de la disco "Le Cabaret" y un parroquiano va con kalashnicov al hombro te acuerda se la seguridad europea. O cuando estás en la tienda, te acuerdas de algo tan básico como la electricidad

Id a África. Merece la pena













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