lunes, 13 de agosto de 2018

Como cagar en el monte

Música de hoy, algo bonito "I shit my pants"





Dado el sentido pedagógico y divulgativo de este blog hoy acometo este importante y delicado tema. Es mas importante de lo que os pensáis amigüitos

Ya sé que algunos estaréis pensando que ya estoy a vueltas con las marranadas, pero no es así. Vamos a dar a esta cuestión la importancia que se merece y requiere.

Empecemos

¿Que por qué planteo el tema? Pues por que en estas fechas estivales si algo vienen con el agosto son los incendios. Y hubo uno hace un par de años que por poco arrasa media isla de La Palma a cuenta de una caca. Resulta que tras la deposición al deponedor se le ocurrió la brillante y ecológica idea de que iba a eliminar el papel con el que prudentemente se había limpiado el dos de oros. Y no tuvo mejor ocurrencia que pegarle fuego. Dado que siempre el ser humano ha tendido a buscar lugares tranquilos y sosegados para proceder a tan noble fin de la deposición, nuestro protagonista lo había hecho al amparo de unas matas secas. Y fue arrimar fuego al papel que ardió el papel y..... las matas. Total que para cuando nuestro héroe se subió los pantalones aquello ya no había quien lo parara y como os digo la isla ardió como una tea

Y todo por una mierda

Así que os voy a contar lo que hay que hacer

Lo primero es la estética. No os pongáis a hacer cacas en mitad de un camino. Siiiiiii, evidentemente la defecación es materia orgánica y se descompone. Pero tarda un tiempo y nada menos estético que ir por una senda, vereda o camino y encontrarte con el recuerdo fresco y humeante del que va por delante de ti. Toparte con eso supone una desagradable interrupción de tus pensamientos dado que todos tus sentidos se focalizan en ese coprolito que adorna el camino

Así que ya sabéis. Retiraos de las zonas de paso, id unos metros a vuestra izquierda o a vuestra derecha, en función de la preferencia de voto que mostréis en esos momentos. No hagáis caca en los caminos

Elegido el lugar adecuado, a salvo de miradas y con la seguridad de que nadie va a pisar el producto de vuestro esfuerzo, proceded a tan noble tarea.

Tras vuestro triunfo, os limpiáis insistentemente. De ahí la importancia de llevar siempre un rollo de papel higiénico en la mochila. Por mucho que os digan de utilizar toallitas, es mejor el papel de toda la vida. Es mas ancho y nuestra mano está mas acostumbrada al uso de ese tamaño que al de una toallita. Es una mera cuestión de tamaño

Y ahora viene lo definitivo ¿Que hacer con el papel?

Pues, y esto es en serio, lo mejor es llevar alguna bolsa con cierre zip en la mochila. Recoges tu papel, lo metes en la bolsita, la cierras y metes esta dentro de otra que no sea trasparente. Vale las de Eroski, BM, Caprabo...... Y coges todo y lo metes en tu mochila. Y cuando llegas a un pueblo tiras la bolsa zip a un contenedor de basura. 

Si haces una travesía vas recogiendo tus papeles en tu bolsa zip y recolectarás unos cuantos papeles con su correspondiente marca de caca. Hacedlo, que es lo mejor. Y como os digo, al llegar a un pueblo lo tiráis a la basura.

Si os da corte o asco hacer lo de la bolsa zip sabed que el papel higiénico es biodegradable. Así que otra opción es cavar un pequeño agujero y enterrar el papel. Ponéis un poco de tierra y luego una piedra encima, a modo de homenaje, y la madre naturaleza en un año o dos habrá dado buena cuenta de la celulosa del papel.

Os he contado las dos opciones. La mejor y mas limpia, la primera. La segunda para si sois tiquismiquis. Pero por favor, lo que os digo. Retiraos del camino y no dejéis los papeles a que el viento los lleve de aquí para allá con vuestro ADN imprengnándolo

Es una guarrada pasar por según que sitios y ver allá el cagadero del lugar

Y por finalizar. Hacer caca en el monte es una buena ocasión para comprobar el estado de nuestro tracto intestinal. Ahora viene la parte científica

Si hacemos caca en nuestra morada el producto va por el inodoro y no permite su inspección organoléptica. En el monte es distinto. La caca está al alcance de nuestros sentidos dado que no está prisionera en un inodoro

El aspecto de nuestras heces da una idea bastante buena de nuestro estado de salud. Así que después de hacer cacas en el monte, podéis dedicar unos minutos de vuestro tiempo a ver el color, la textura, la firmeza, la tersura, el tono general y el aspecto de vuestra hez. 

Así mismo podréis apreciar si os fijáis con mayor atención si hay algún alimento sin digerir. Si os gusta tomar cereales integrales en el desayuno intentad ved si hay semillas sin digerir. O si coméis pipas fijaos en que la hez no parezca una maza de guerra medieval, por ejemplo.

Disfrutad del momento, merece la pena y además os podéis hacer idea de como va vuestra salud. Si hacéis esta inspección fecal regularmente (por ejemplo, a intervalos de quince días) tendréis un estupendo termómetro de vuestro estado intestinal




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