lunes, 9 de julio de 2018

Cosas que no me acaban de entrar en la cabeza en este Monumental Pueblo

Música de hoy "Fight song", de Rachel Platten





Pues ya hemos acabado el curso de defensa personal que nos ha impartido el amigüito Pedro. Ha sido ameno, productivo y yo pienso que útil, cosa que espero no tener que descubrir nunca. 

El primer día me quedé ojiplático cuando vi y conté el número de asistentes. Resulta que estábamos once mujeres y servidor, que como siempre es el bicho raro de la reunión. Digo raro por la cantidad; uno. Lo que me sorprendió que en un pueblo de seis mil habitantes, estando como estábamos aun con el recuerdo del tocamujeres ese que andaba suelto por la calle provocando miedo al personal, solo once mujeres acudieran a un curso en el que te enseñaban a defenderte. Fue como os digo sorprendente

En esa primera clase lo primero que nos preguntó el profesor es 

"¿Qué creéis que es la defensa personal?"

Nos quedamos todos con el interrogante encima de la cabeza. Alguna respuesta hubo, pero la definitiva la dio nuestro maestro

"La defensa personal es un derecho. Tenemos derecho a defendernos"

Solo por esa frase ya mereció la pena la matrícula para el curso. la segunda frase fue

"Si te atrancan, dale al atracador todo lo que lleves encima. Eso es sustituible, tu vida no"

Cosa que de puro lógica que es, muchas veces se incumple. Nada mas estúpido que jugarte la vida por un iPhone

Luego vinieron mas clases, ocho mas una que nos regalaron. Y en cada clase aprendíamos algo nuevo. Como soltarte de diferentes presas y amarres. Sacudir un rodillazo y un codazo de manual. Puntos en los que si aciertas (y es fácil acertar) dejas a tu agresor bastante jodido. Quitarte a alguien de encima cuando estas en el suelo (la típica agresión sexual) y alguna otra cosa mas. Lo cierto es que yo me iba a casa sudado igual que tras una clase de crosstrain. 

Como os digo, el curso ha merecido la pena.

Y en lo que mas lo noté fue en la actitud de todos los que allá acudimos como alumno-alumnas. Las primeras clases todo el mundo estaba un poco timorato. Pero cuando una jovencita de escasos veinte años aprendía a quitarse a un tipo de ochenta kilos (servidor) de encima con una llave, esa jovencita iba ganando poco a poco algo muy importante: confianza en sí misma. Y esa fue otra de las aportaciones del curso, que todos lo que participamos salimos con mas confianza en nosotros mismos que cuando empezamos

Lo que no entiendo es el escaso número de asistentes. Estando como estamos con todos los medios de comunicación a todas horas con el tema de agresiones sexuales, con el caso de la manada en la calle y con el tocamujeres particular que tuvimos en el pueblo que no tuviera mas éxito el curso, me parece un contrasentido

Podréis decirme

"Yo no tengo por qué aprender a defenderme. Lo que hay que hacer es que no haya agresiones sexuales"

De acuerdo. Pero es que las hubo, las hay y las habrá, por mucho que se invierta en campañas educativas. Siempre quedará algún chalado, alguna mala persona, alguna alimaña; en resumen, algún depredador suelto por ahí. Y como nos dijo el profesor

"Defenderse es un derecho"

Este curso no es la panacea, ni mucho menos. Son ocho clases mas la de regalo, y en ese tiempo no eres Bruce Lee. Pero sí que aprendimos como reaccionar ante una agresión, que hacer, que no hacer, y aceptar que te vas a llevar un par de ostias como mínimo pero que si andas listo o lista, tu agresor también se va a llevar lo suyo.

Yo siempre he pensado que un violador es un tipo cobarde. Y de su cobardía nace su acción; buscar dominar y someter a una mujer a su voluntad. Un tipo de estos no espera que una chica se defienda, espera que sienta miedo. Y un violador al que su "víctima" le plante cara se va a llevar la sorpresa de su vida. 

Si ese segundo en el que está sorprendido viene seguido por una ostia en la nariz, unos dedos metidos en los ojos o dos dedos en la garganta, su sorpresa será tal que posiblemente te de tiempo a salir corriendo y pedir ayuda. La diferencia entre que te violen o no. O que te maten o no.

Os diré que el curso para mí ha sido muy positivo. Eso sí, estuve las ocho clases por el suelo. Ya os podéis imaginar que si había un hombre y once mujeres, quien hacía de sparring para el profesor.

Servidor. 

Eso sí, el profe sabía lo que hacía y no me rompió nada vital. 

Un gran curso y muy útil. Pero como os digo y reitero, no me acaba de entrar en la cabeza que no hubiera una mayor afluencia femenina

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