lunes, 30 de abril de 2018

Capítulo ducentésimo trigésimo sexto "¿Estoy en Madagascar o estoy en Sevilla?"

Música de hoy, de la banda sonora de "Master and commander". Una de las mejores películas que se han hecho sobre marinos. Y eso fuimos en el Pangalán malgache, marinos...... de agua dulce 





Una de las partes mas importantes de cualquier viaje que se precie de serlo es la gastronomía. Un viaje es como entrar a un museo, tienes que salir de el un poco mas culto de lo que entraste. Y la gastronomía es cultura.

Madagascar, como tierra de paso que es, tiene una gastronomía excelente. Es un país pobre, es cierto. Pero bañado como está por ese Índico de "dos costas", una agricultura feraz y una ganadería que está todo el día haciendo deporte es fácil entender lo bien que se come. Lo de las "dos costas" es por que la que está a la derecha en el mapa es brutal en cuanto a la bravura del mar. La de la izquierda es muy tranquila. Y esto ya hace que haya especies diferentes de pescado en una y en otra costa

Sus gustos culinarios tienen una gran influencia francesa, que dicho sea de paso es una mesa excelente. Todo tiene ese toque "afrancesado", tanto en el sabor como en la presentación. Hombre, me podréis decir que yo hablo de los "restaurantes buenos y caros para ellos", pero no es así. Tanto los días del trekking como los que hicimos en la barca en el Pangalán la comida fue fantástica. 

Como os cuento, la carne es espectacular. Las vacas que tienen, los cebúes, son originarios de Indonesia. Y dado que se alimentan exclusivamente de "lo que pillan" pues es una carne magra como nunca había probado. Y no te digo los pollos. Es un claro ejemplo de "selección natural". Los pollos están todo el día correteando por las calles de los poblados, de hecho como os conté anteriormente "viven" debajo de las cabañas. Y el pollo que "no anda listo" es el principal candidato para acabar en la cazuela. Los días de trek dimos cuenta de unos cuantos que nos acompañaron en esas jornadas. Está claro que la única forma de "transportar" carne sin refrigerar es así, llevándola viva contigo. La verdad es que llenaba de congoja el alma al contemplar los ojos de esos bichos aleteantes que esa noche iban a ser nuestro festín. No sé si era el cansancio, el hambre o que. Pero no recuerdo haber probado pollo mas sabroso que ese pollo malgache. Duro como la pata de un banco, eso sí, pero sabroso hasta decir basta

También dimos cuenta de una mariscada que ofendía a la vista en cuanto a cantidad y calidad. Fue de vuelta de Saint Marie. Allá estaban encima de la mesa unas langostas que quitaban el hipo. Eso sí, como nos contó nuestra guía, no es fácil pegarse semejante regalo gustativo.

"Hay que encargarla con tiempo, para que vayan pescando los bichos y los guarden en sus piscinas", nos contó Yolanda, nuestra guía

"¿Con cuanto tiempo la encargas?", pregunté yo llevado por mis ganas de saber

"Tres semanas. Una mariscada para catorce hay que encargarla con tres semanas. Si no, no hay manera"

Ya veis amigüitos, que la forma de ser mura-mura llega hasta las sartenes

El summun fue una tarde y una noche en el barco. Está claro que cuando estas de vacaciones y encima en compañía de gente agradable, todo sabe mejor. Pero es que a media tarde, para merendar, apareció encima de la mesa un plato de TORTILLA DE CAMARONES. Como en los mejores bares de tapas sevillanos. Eso sí, y a juicio de todos lo que estábamos en la barca, superaba a las tortillas sevillanas. Diossss, que buena estaba

Y no contentos con eso, para cenar dimos cuenta de dos doradas a la brasa que cada una pesaba cinco kilos. En mi jodida vida había visto bichos semejantes

Lo que os cuento amigüitos. Las cosas saben mejor de vacaciones y en buena compañía, como yo tuve la suerte de estar. Pero creo que soy objetivo si digo que en ese país la gastronomía es excelente. Y en este tema, en el comer, creo que todos salimos "un poco mas cultos" tras nuestro paso por la isla

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