lunes, 12 de marzo de 2018

Capítulo ducentésimo vigésimo noveno: "El taller mas pequeño del mundo"

Música de hoy, U.F.O. "Love to love"





Creo que los que seguís mis tostonadas diarias estaréis viendo que hablo con amor y hasta con pasión de este maravilloso viaje y de este fantástico país. Eso sí, si sois de las personas que nunca habéis viajado por África no os lo recomiendo como primera opción. Madagascar es la isla olvidada por casi todos y abandonada por todos. Si vuestras bolsas de viaje siempre se han visto facturadas por Europa o aunque os hayáis dado una vuelta por nuestro vecino Marruecos, no os sugiero que encaminéis vuestros pasos a Madagascar. Empezad a conocer África de una forma mas amable. Id al África de los safaris, a Kenia o a Tanzania. Eso sí, y desde mi punto de vista, tampoco os hagáis un viaje de quince días viendo animales por que acabaréis hasta arriba de los bichos

Madagascar es otra cosa. Es el paraíso de la sorpresa y...... de la improvisación. Al final, por "dramático" que sea el problema, todo se arregla. Y como el malgache si algo no tiene es prisa, pues es cuestión de esperar a que aparezca la solución. No te preocupes vazaha, relájate y verás como llega la solución.

Luego te encuentras con que "entre ellos" son muy solidarios. Pero no os penséis que la solidaridad entre humanos es algo altruista, no es así. La solidaridad es fruto de la necesidad, de alto tan básico como "o nos ayudamos entre todos, o desaparecemos". Así pues no era raro ver un camión en la cuneta averiado y otros dos camiones parados ayudando al primero a repararlo. Como no hay prisa, me paro y te echo una mano. Que seguro que otro día me toca a mí. Por cierto, que los triángulos de señalización era unas ramas puestas delante y detrás del vehículo averiado

El último día de viaje, cuando nos dirigíamos al aeropuerto a coger el avión, hicimos una parada para estirar un poco las piernas. Ya os he contado que hacer doscientos cincuenta kilómetros tranquilamente son ocho horas de bus, así que hay que andar parando.

Pues en esa parada hice esa maravillosa y etnográfica fotografía que encabeza estas líneas. Es, el taller mas pequeño del mundo. Todo lo necesario para reparar una motocicleta está en esas dos arquillas. Por poco lloro de emoción cuando las vi, son del mismo tipo que llevaban los albañiles aquí en los años sesenta. Todo un reencuentro con la profesión.

En esa arquilla hay de todo, hasta una lima para rectificar los pistones y que la moto "tire" más. Y como no, que no falte el marketing. Ya podéis ver que el nombre del taller está perfectamente rotulado y visible. Esto es espíritu empresarial

No hay comentarios:

Publicar un comentario