lunes, 19 de marzo de 2018

Capítulo ducentésimo trigésimo: "Juguetes malgaches"

Música de hoy, Tierra Santa "Caín"


(foto de Carmen)



Ahhhh, Madagascar, Madagascar, la isla olvidada y aislada. Esa es la sensación que me traje en la maleta tras mi viaje. Un lugar olvidado de dios, como Caín. Si os ponéis a pensar y os ponéis en el lugar de Caín llegaréis a la conclusión de que antes le tenía que haber dado con la quijada en la cabeza a su hermano. Caín todo el día en la cuadra bregando con los animales y su hermano tocando la flauta en el huerto. Encima hacían los sacrificios a dios y a Caín le salía todo mal. Su hermano sin embargo, todo a pedir de boca. La verdad es que tenía que estar hasta las narices Caín de Abel. No me extraña que le diera con la quijada de burro.

En Madagascar tienes la misma sensación, de que la gente tiene que estar hasta las pelotas de estar olvidados del mundo. Es que ni habiendo golpe de estado son noticias. Solo por lo de la peste, y eso que este año lo fueron por que se empezaron a morir gente en la capital, que mientras mueran los del campo, que están sin contar, no pasa nada. Pero no, no están ni amargados ni enfadados. Tienen una forma de ser que es una mezcla de conformista con feliz mezclado con tranquilidad. Es lo que "ellos" llaman "mura-mura"

Madagascar, la isla abandonada y autárquica al cien por cien

Pero bueno, estamos hablando de un lugar que siempre ha sido así y que sus habitantes están acostumbrados a que a nivel mundial pasen de ellos. 

Eso sí, en la isla son actualmente unos veinticinco millones de habitantes. Y como no, hay las mismas necesidades que en cualquier otro lugar del mundo y es a base de ingenio, tenacidad y buen humor como las suplen.

Si algo tiene Madagascar es una población joven tremenda. Lo de los críos por doquier es algo consustancial a cualquier rincón habitado de la isla. Hay niños por todas partes. Y evidentemente si algo hace un crío es el zascandil y...... jugar. Para jugar no basta con la imaginación, hacen falta juguetes. Y ya podéis suponer que esta isla no es una meca para la exportación de trastos para que los críos disfruten. 

Así que los juguetes, hay que hacerlos en la isla. Y en una de las paradas del viaje nos mostraron una "fábrica de juguetes malgache". Aquel día flipé con lo que vi. Con cuatro alambres, cortando tapones de botella, con hilos sacados de ruedas de neumáticos..... con todo lo que tiramos en el primer mundo, tenían montada una industria juguetera que para qué. 

Juguetes artesanos, de los que en Europa formarían parte de cualquier coleccionista, hechos con gusto y hasta con clase, bien rematados y como os digo, construidos a base de todo lo que tiramos. Pues con todo eso mas imaginación, hacían unos juguetes preciosos que daba gusto verlos.

El colmo de la imaginación era el "como transportarlos en la maleta". Te improvisaban el contenedor a base de botellas cortadas de agua

Están abandonados, pero la imaginación que le echan a la vida es para aplaudir

Fijaos en esta otra foto, hecha también por Carmen. Es que tienen gusto hasta para montar el escaparate. Por cierto ¿Se nota mucho lo que me gustó este viaje?


2 comentarios: