lunes, 15 de enero de 2018

Capítulo ducentésimo vigésimo primero "¿MESSI EN MADAGASCAR?"

Música de hoy, un poco de música tradicional malgache "Salakao"





Mira que dio se sí el viaje. Y encima como me ha dado por escribir sobre el, pues resulta que desde el uno de octubre que cerré la maleta y me puse en camino hasta el momento que escribo esta tostonada han pasado ya tres meses. Tres meses de viaje no es una mal periodo ¿No amigüitos?

Como os dije en la primera entrada de esta serie africana, fui a Madagascar sin haber leído nada sobre  el país esperando que me sorprendiera. Y así fue, como os dije, en cada recodo y en cada esquina había una sorpresas.

El malgache es una persona curiosa. Creo que evalúa la realidad con otros patrones que en el resto del mundo. Un día de los de trek, de los que da tiempo a hablar un poco de todo, salió a colación el hecho de la fuerte deforestación que devora Madagascar. Sus habitantes se tienen que calentar y cocinar, el carbón es caro, así que recurren a la leña. Y así pasa, que una gran parte del lugar está talado. 

"¿Y no ha habido planes de reforestación?" 

Preguntó una de mis compañeras de viaje a Yolanda, nuestra guía

"Alguna intentona sí que hubo. Pero si alguien se pone a plantar árboles, seguro que los malgaches se quedan mirando con cara sorprendida prenguntándose ¿Y estos tíos, para que hacen eso?"

Me imagino una excavadora con el ahoyador abriendo agujeros y un equipo de personas poniendo árboles en cepellón, todo ello comandado por un equipo de vazahas blancos, vestidos mas o menos igual y con algún emblema de greenpeace en el bolsillo de la camisa. Y los malgaches locales mirando la escena, mirándose entre ellos, rascándose el cogote y preguntándose unos a otros

"Y estos ¿Para que hacen esas cosas tan raras?"
"Pues no lo sé chico. Mira que son raros estos blancos"

El malgache es un tipo currela. Eso sí, trabajan a su ritmo, dado que tienen por delante todo el tiempo del mundo. Y se ríen mucho y siempre miran el mundo desde su perspectiva, totalmente diferente a la del resto del personal que andamos por este planeta. Es una mirada entre resignada y flemática

Un día de los de navegación por el Canal del Pangalán paramos en una aldea a visitarla. Ya os he puesto fotos de otros pueblecitos de esos. Casas muy humildes, elevadas medio metros sobre el suelo y con los pollos viviendo debajo. Sin ventilación y sin chimenea y guisando dentro. 

Este pueblo era un poco mas grande. Contaba con dispensario, una escuela e incluso una biblioteca. El señor que nos mostró el pueblo estaba muy orgulloso de su biblioteca. Tanto que yo, que soy un metomentodo, le pedí a ver si se podía entrar a verla. Me miró con cara de:

"Que cosas tan raras pides"

Y se dio media vuelta dejándome con un interrogante encima de la cabeza, como en los tebeos. Seguimos paseando por el pueblo y hete aquí que me encuentro

"CON LA PEÑA BARCELONISTA DEL PANGALÁN MALGACHE"

Y como muestra de ello, tenían una talla de Messi pintada con su camiseta y todo. Y con el escudo con todo lujo de detalles. Es que hace falta ganas. Busca un árbol seco adecuado. Tálalo. Llévalo al pueblo. Sierralo al tamaño adecuado. Coge con un cuchillo (que previamente te lo has hecho tú, por supuesto) y empieza a tallar. Y cuando ya estás satisfecho con el resultado, encarga al de la barca que pasa un par de veces por semana una brocha, un bote de azul y otro de grana. Y cuando vuelve con el encargo dos semanas mas tarde líate a hacer de Dalí, completa tu obra, y cuelgala orgullosamente en la sede de tu peña donde te juntas a ver los partidos.

Unos putos artistas son los tíos. Como siempre os digo "gente salada y espabilada"

Si algún directivo del Barça lee esto, que sepa que hay en una aldea del Pangalán Malgache una peña futbolística con más afición que ninguna otra. Digo, por que les mande a los críos algún balón y alguna camiseta, que se lo han ganado

Otro día os hablaré de los juguetes de los críos, que también tiene tela



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