viernes, 18 de agosto de 2017

Cosas delgadicas

Pues me viene al pelo. La banda sonora de "La delgada línea roja", de Terrence Malik. Música de Hans Zimmer. Gran película, con siete nominaciones al Óscar aunque no le dieron ninguno




La verdad es que la materia gris de nuestra clase política ni se le ve ni se le espera. Son de un aburrido y predecible que si no fuera por lo patético que son, sería el descojono. Uno de mis pasatiempos favoritos cuando conduzco solo es intentar averiguar cual va a ser la palabra que va a decir el político entrevistado el segundo siguiente. Y no es por nada, creo que tengo un cincuenta por ciento de aciertos, lo cual no está mal

Son muy, muy predecibles. Y encima se piensan que somos tonticos (tontico= tonto digno de lástima)

Que si pronunciar la palabra ciudadanía como ciúdadanía, con una curiosa acentuación sobreesdrújula-aguda. Que si el "derecho a decidir", dejando la frase sin complemento directo. Que si la utilización del género masculino-femenino en cada frase hasta el aburrimiento. 

Pero una de mis favoritas es "las líneas rojas". Todo el mundo tiene líneas de ese carmíneo color, bonito color por cierto.

"Hay líneas rojas que no podemos cruzar"
"La ciúdadanía nos ha trazado un línea roja y seremos responsable"
"Vamos a negociar sin líneas rojas"

Y así cienes y cienes de veces, me da igual el color del partido, desde al azul de PP hasta el morado de Podemos, pasando el rojo y el naranja. Todos tienen líneas rojas

Pero...... ¿De dónde viene lo de la línea roja y no poder cruzarla?

Pues como todo, todo tienen su explicación. Vayamos a la península de Crimea, sitio que supongo que será bonito dado que los patricios del PCUS en la extinta URSS elegían como sitio vacacional. Vayamos a ese sitio a mitades del siglo XIX, en plena guerra Ruso-Británica. 

El ejército de su graciosa majestad había sido desplegado de una forma un tanto caótica en Balaklava. Y esto tras un viaje por mar desde Inglaterra que había sido un puto desastre. Imaginad coger desde Inglaterra, baja por el Cantábrico, bordea Portugal, métete por el Mediterráneo, sube por el Egeo y de ahí al Mar Negro. Todo eso metido en cáscaras de nuez y con toda la impedimenta y los caballos. Mal comidos y mareados.

Pues lo cierto es que los hijos de S.M. la Reina llegaron bastante jodidos a Crimea. Su campamento era un puto desastre y ellos desorganizados y hechos un asco.

En esto que el ejército ruso decide atacar. Sin caballerosidad ni nada que se le parezca. Lo mejor, pillar a tu enemigo con diarrea, para que le cueste defenderse. Como os digo 2.500 cosacos rusos bastante cabreados enfilaron hacia el campamento británico con la sana intención de hacer una escabechina entre los ingleses. Cosas de la guerra, que la gente se cabrea cuando les invades su casa.

Lo único que se interponía entre los cosacos y los que van a morir te saludan eran 500 escoceses, los Highlanders del 93 regimiento al mando de Colin Campbell.  Colin era un tipo salao y gracioso y les dijo a sus hombres algo tan alentador como

"No hay retirada desde aquí soldados. Deben morir donde se encuentran". Vamos, puro jolgorio se preveía

Lo cierto es que esos escoceses respondieron muy escocesmente

"Sí, Sir Colin. Si en necesario lo haremos"

Hasta aquel entonces lo normal era poner la infantería en cuatro filas frente al enemigo. Tres se agachan y los cuartos hacen pumba. Entonces los cuartos se agachan para recargar y se levantan los terceros y más plomo. Y así los segundos, los primeros y vuelta a los cuartos

Pero como Sir Colin tenía mucho frente que cubrir dispuso a sus hombres en dos filas solamente, algo que se consideraba suicida para frenar una carga de caballería. Ya os podéis imaginar que el fuego que podían hacer solo dos líneas de soldados y con aquellos rifles era ridículo. Vamos, que la victoria estaba ahí.

Lo que ocurrió es que el general ruso vio las cosas tan fáciles que se temió una trampa. Pensó que era un cebo para atraerlo a alguna trampa y ordenó retirada a sus hombres. Los escoceses entonces, al ver volver grupas a los cosacos, iniciaron un contraataque.

Sir Colin, hombre prudente, ordenó a sus hombres

"93, manden al infierno su entusiasmo" Y los detuvo

Total que el campamento británico se salvó.

Un espectador que contempló lo que allá ocurrió, al ver a tan pocos británicos y formando una línea tan estirada escribió que 

"Lo único que se interponía entre los cosacos y el campamento era una delgada línea roja", debido a las casacas rojas que llevaban los soldados de Su Graciosa Majestad.

Pues de ahí viene esa frase tan sobada por nuestros políticos. 

Estas cosas se recuerdan como actos heroicos. Yo siempre digo lo mismo. Posiblemente eran solo hombres que estaban metidos en una situación y que hicieron lo que pudieron hacer; muertos de miedo cumpliendo con su trabajo, sin ganas de tener ninguna mención





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