viernes, 24 de marzo de 2017

Sobre la violencia en el deporte

Música de hoy, vamos con un poco de caña "Jawbreaker", de los Judas. Heavy sin concesiones, y como debe ser, sin organillo, con dos guitarras





Poco se puede añadir a lo dicho tras que en el yutube apareciese ese vídeo en el que una cuadrilla de padres se dedicaran a ese noble arte de apalearse delante de los hijos. Un amigo mío suele decir

"Si se puede resolver a ostias, para qué vas a razonar"

Pues es un punto de vista tan válido como cualquier otro. 

Pero de verdad, es que creo que se nos va la perola. Ir a unas gradas deportivas a verter tu bilis y tus frustraciones un domingo por la mañana delante de un montón de chiquillos es cuando menos patético. Un poco de sensatez, que de lo que se trata es de que los críos hagan un poco de deporte, hagan amigos y sobre todo, que disfruten, se lo pasen bien y que recuerden esa fase de su vida con placer. 

A eso poco contribuye que un chiquillo vea a sus padres, vecinos y correligionarios apaleándose a más y mejor. Supongo que se quedará sin habla y les pasará como se les ve que les pasa a los muetes esos del vídeo, que acaban haciendo lo que hace un niño cuando está asustado: llorar

Lo cierto es que ha sido noticia simplemente por que se ha grabado y colgado. Si no, hubiese sido uno más del pan nuestro de cada fin de semana que se vive en cualquier polideportivo de España Monumental. Y todo esto viene dado por dos cosas. La primera es esa que os he contado, lo de soltar tus frustraciones. Y la segunda es que algunos padres ven a a sus hijos como una cartera con patas. El problema de todo esto es que a veces no son solo los padres, el tema es que a veces los entrenadores también se creen que son Del Bosque y que están entrenando a Ramos o a Xavi. Y siendo como son unos o profesionales o semiprofesionales pues no se comportan como tal. En vez de aportar cordura, echan gasolina

Pero bueno, os voy a contar algo acaecido en un Pueblo Monumental de la zona.

El equipo era un equipo de fútbol, pero ya no eran críos. Eran ya jóvenes hechos y derechos que jugaban en juveniles y ya con su responsabilidad. A fin de cuentas "representan a su pueblo". Y el entrenador de marras era un tío un tanto..... dejémoslo en visceral. Al final del partido, hicieran lo que hicieran, les caía a la plantilla unas broncas de órdago. Del orden de 

"¡La delantera es una mierdaaaaa......!¡La media es como si no estuvieraaaaa........!¡La defensa es  un puto coladeroooo.......!¡Y tu portero..... tuuuuu...... eres una puta nulidad, más te valía comer menos......!"

Pues eso, que a todos les caía el chorreo, primero en conjunto y luego a nivel individual. Y como os digo, de forma muy poco elegante, no digno de estricto colegio inglés.

El caso es que la directiva tomó cartas en el asunto. O lo intentó. Tampoco era cuestión de meterse en lo que pasa en el vestuario y la verdad es que el entrenador era un tipo válido, eso sí, que le perdían las formas. Así que como os digo la directiva "sugirió" al entrenador que "moderara un poco las formas". Este hombre tampoco es un ogro y, creo yo, que se dio cuenta que se pasaba, lo que le ocurría es que se iba calentando, calentado y calentado y al final..... pues perdía las formas como os digo. Pero reflexionó y llegó a la conclusión de que era en parte cierto. Que tenía que seguir siendo un tipo duro y exigente, pero que las formas eran importantes. Así que hizo acto de contrición y decidió reflexionar antes de hablar

Pues en un entrenamiento una de las fases eran tiros a puerta al portero. Uno de los porteros era un chaval de constitución un poco gruesa. Vamos que sentía gran afición por los tigretones, los donuts y las patatas fritas de bolsa.

Empezaron los tiros y el chaval, entre su constitución y que no tenía su mejor día, pues no daba una. 

Y nuestro buen entrenador empezó a rabiar por dentro. Ya estaba a punto de empezar con la sarta de improperios cuando recordó la promesa que se había hecho a sí mismo. Respiró un par de veces, contó hasta diez y pensó

"Contente, y ten cuidado como dices las cosas. Se prudente"

Así que nuestro buen entrenador espetó a nuestro portero a voz en grito

"Cagüend..s, si en vez de balones fueran albóndigas lo que te estaban tirando no se te iba a escapar ni una"

Como podéis apreciar, nuestro buen entrenador de la noche a la mañana se había vuelto todo un lord inglés en cuanto a formas y refinamiento. Si es que no hay nada como mesurar el lenguaje, la sutileza verbal y el adecuado empleo de poéticas metáforas.

Dicho esto, ya les vale a algunos padres, que dejen sus demonios y frustraciones en casa y que permitan que sus hijos disfruten con sus amigos. Que ya está bien.

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