martes, 31 de enero de 2017

Y casi casi, se acabó

Música de hoy, Bachman Turner Overdrive "You aint´seen nothing yet"





La vida en el planeta está muy enraizada, como os digo en el título, casi casi es imposible que se extinga. Eso sí, mientras a nuestro sol no le de por hacer el tonto. Ya os conté que la vida en el planeta azul tiene un horizonte en torno a los seiscientos millones de años. A partir de ese momento la luminosidad del sol hará que el ciclo geoquímico del carbonato-silicato se debilite y..... las plantas poco a poco dejen de hacer la fotosíntesis. Y tras eso, vendrá el final.

Pero ha habido momentos en la vida de la tierra en que las cosas se pusieron realmente feas. Momentos en los que esta vida que parece tan enraizada estuvo a punto de acabarse. Miramos al cielo y vemos montones de estrellas, pensamos en el montón de planetas y deducimos que tiene que haber vida a punta pala por esos mundos de ahí. Pero realmente para que se de vida, y no te digo vida inteligente, tienen que ocurrir semejante cesto de casualidades todas a la vez que eso hace que los que saben se planteen si puede haber más cosas moviéndose por allá fuera o somos los únicos que estamos. Bueno, ya se verá

Como os cuento, hubo momentos en los que la vida estuvo a punto de finalizar. Famoso es el meteorito que acabó con los dinosaurios, el cine ya se ha encargado de contarlo. Nada como una buena bola de fuego para encender la imaginación. Pero fue en otra ocasión en la que este planeta estuvo a punto de colgar el cartel de "se alquila" y no fue solo por algo que viniera del espacio. Lo peor vino de dentro, del interior de la tierra. Del poderoso núcleo terrestre que nos permite que haya vida creando el escudo magnético que nos protege. Ese núcleo estuvo a punto de finiquitar todo atisbo de vida aquí

Además no fue en cuestión de segundos, si no que fueron una serie de erupciones brutales que estuvieron vomitando lava a lo largo de miles de años. Esto ocasionó que poco a poco "el ambiente! se fuera degradando dando lugar a la extinción pérmica. 

La clave para saber que ocurrió la encontraron en Siberia, en un ambiente que recuerda a escalericas y que por tal la bautizaron como "traps" que en sueco quiere decir escalón. Allá se han encontrado restos de una gran erupción, de un espesor de casi cinco kilómetros de que cubre un área equivalente a los Estados Unidos, donde ahora manda Trump. 

Como os digo, no ocurrió de repente. Poco a poco los gases que se liberaron en esas grandes erupciones originaron un efecto invernadero. Se estima que la temperatura del planeta subió ocho grados y la capa de ozono se fue a hacer gárgaras. Se produjo una lluvia ácida que puso los mares con sabor a vinagre. Como consecuencia de esto la mayoría de los seres del océano desaparecieron. El plancton y las algas..... también. La cosa estaba bastante chunga y la vida pendía de un hilo y entonces llegó el remate en forma de meteorito. Un impacto en una zona de Brasil remató lo que las erupciones siberianas habían iniciado

Además en esa zona de Siberia había enormes depósitos de carbón que ardieron tras dichas erupciones, con lo que la atmósfera se llenó de dióxido de azufre. Si la fiesta no estaba bastante animada, se puso aún más. 

En resumen, que entre las erupciones, los gases tóxicos y el botijazo del meteorito, aquí no se quedó casi nadie. La vida estuvo prácticamente extinguida durante treinta millones de años. Pero..... bueno, se recuperó. 

Y hay que ser optimistas ¿No? Si esa gran extinción no se hubiera producido, la vida en la tierra hubiera seguido por otros derroteros. Posiblemente no hubieran llegado los grandes dinosaurios y seguro que los mamíferos no. El mundo estaría poblado de trilobites y de escorpiones gigantes.

Lo cierto es que si te fijas por la calles, aún es puede ver algún trilobite y algún escorpión de esos que os digo. No hay mas que prestar atención

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