martes, 6 de septiembre de 2016

Si es que todo se usa y recicla

Le llamaron el Bob Dylan británico. Leitch Donovan "Catch the wind"





Joder que calor más malo el jueves pasado. Calorina, como decimos en Peralta Monumental.

Total que me dio un arranque de furia y llamé a la pelu para proceder. No podía parar, y eso que ya soy de no poder parar ya de por sí. 

Pues eso, que el viernes me dirigí a la pelu para el correspondiente esquile. Nada como lucir bello de cara a fiestas, y con esa intención fui, que me dejara guapo para mostrar mi porte de galán y mi donosura estos días festivos.

Es lo que tiene ir a una "peluquería de caballeros", que puedes contar con hora de entrada y salida y entra la conversación. Cada vez que voy a la pelu me acuerdo del chascarrillo ese de 

"¿Como quiere el corte de pelo caballero?"
"En silencio, por favor"

Si es que es algo que nunca falta en la barbería, la conversación. Pero mira, siempre donde hay conversación se aprende algo, y el otro día aprendí. Y como soy como soy, voy a compartir con los amigüitos el conocimiento adquirido

Creo que todos habéis oído hablar de la "agricultura ecológica", esa que se basa en no utilizar ni fertilizantes ni pesticidas obtenidos de procesos industriales. Pues hay una rama de los más interesante que es la de combatir las plagas utilizando insectos. Esto es, unos insectos se cargan a otros. Las mariquitas, dicen, que se cargan a la mosca blanca de la hortaliza. Y hay varios ejemplos más de eso

Pero resulta que los agricultores de la zona tienen otra plaga sobre sus hombros. Y es el jabalí. No veas la que puede liar una piara de jabalíes en un maizal en una noche. Ni para picar para el ganado te lo pueden dejar. 

Siempre os he dicho que las personas que se dedican al sector primario son de las que más inventiva tienen. Lógico, la necesidad es lo que ha hecho progresar a la humanidad. Pues nuestros agricultores han inventado una forma para defenderse de la plaga del jabalí, una forma ecológica y que la aprendí en la barbería.

Tras el esquile correspondiente al que me sometí, el peluquero procedió a barrer el suelo y recogió todos mis restos capilares poniéndolos en un cubo aparte. No pude menos que preguntar

"¿Guardas el pelo?"
"Si. Se lo llevan los del campo"
"No jodas ¿Para qué lo emplean?"
"Lo van esparciendo a poquicos por alrededor de los campos. Los jabalíes huelen el pelo humano y creen que hay gente. Y con eso. no entran"

Me pareció genial. Simbiosis entre los barberos y los del campo. Y nada se desperdicia. Si es que no hay nada como la necesidad


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