jueves, 8 de septiembre de 2016

Si es que los críos se asilvestran

Música de hoy, hala, dale. Dale Ramón. A ver si lo rompes de una vez






Quizás la frase más pronunciada por los padres al final del verano sea

"¡¡¡¡QUÉ GANAS TENGO DE QUE SE ACABEN LAS VACACIONES DE LOS HIJOS Y VUELVAN A LA VIDA NORMALLLLL!!!!

Yo, desde la ignorancia que me provoca el hecho de no tener descendencia, observo el continuo proceso de asilvestramiento-asalvajamiento que se va dando en los infantes desde el momento que dejan la escuela hasta que vuelve septiembre. Algo tan sencillo como ver como a diario se queda el césped de la piscina, con ese colorido muestrario de envoltorios de jojitos, phosquitos y helados, puestos en ese orden curiosamente anárquico y aumentando de densidad según se aumenta la proximidad a la papelera

Ese esquivar balones y balonazos en la plaza principal las tardes de estío y ver que los pillastres han establecido la portería justo bajo el cartel que reza 

"PROHIBIDO JUGAR AL BALÓN"

Ese bonito mosaico que muestra la calle mayor de Peralta Monumental un domingo por la tarde. Me refiero de nuevo a los envoltorios de chuches y demás

Y ya el sumun, eso de que lleguen las fiestas y que los infantes dediquen un alto porcentaje de su presupuesto a adquirir petardos de tal calibre que harían palidecer de envidia a Bin Laden y a su lugateniente Al-Zarqawi.

Y todo esto como os digo bajo esa paraguas de reflexión de los progenitores, esa frase que os he escrito antes en la que expresan su anhelo de volver a depositar a sus hijos bajo el ala del estado en forma de guardería, escuela, eso o lo que proceda.

Lo mejor es los curiosos parques de atracciones en los que se han transformado algunos rincones de Peralta Monumental. Esos pobres aligustres que hay plantados en la cuesta que sube de la Plaza Principal a la Placeta del Pocho son todo un ejemplo de dureza y supervivencia. Es que no hay momento en fiestas en el que no haya encaramados tres o cuatro galopines haciendo lo que más les gusta hacer, que es buscar el peligro

Todo bajo la atenta mirada de sus padres. Digo atenta por que los miran, pero no los ven. Curioso mecanismo de defensa que la naturaleza nos ha proporcionado. Mirar, pero no ver.

Parece mentira lo que un aligustre puede llegar a soportar. Y ahí están, estoicamente aguantando año tras año los kilos de carne de infante y las miradas distraídas de sus papás

Lo mejor vendrá en el momento de (y ojala no llegue) algún peque se haga daño. Aún habrá que soportar a los padres de turno quejándose al Ayuntamiento del "parece mentira que se tengan ahí esos árboles con el peligro que tienen"

Peligro peligro tienen los críos. Bueno no, los padres de los críos

No hay comentarios:

Publicar un comentario