miércoles, 21 de septiembre de 2016

¡Poco a poco, pero va bien!

Música de hoy, vamos con bienmesuena. "Downtown train", en la voz de Patty Smith. El original es del guaperas de Tom Waits y también la versioneó Rod Steward. Buscad, buscad en la red "Tom waits" y ya veréis que majico.





Esto de escribir es lo que tiene, que si tienes amigüitos ves las reacciones que manifiestan ante las sosedades que publicamos. Ayer fue un día en el que puse una entrada de esas "llanas", de las que no tocas temas escabrosos ni sueltas vinagradas; hablé de un rincón de Peralta Monumental. Y es de agradecer el ver que muchos entrasteis a leerla y algunos pusisteis un poco de vosotros mismos en los comentarios. Ver que este tipo de entradas os gusta es agradable. Es un síntoma de que lo que la gente quiere leer es eso, cosas sencillas y en las que nadie se siente molesto u ofendido. 

Parto de que intento no ofender a nadie, pero la literatura es lo que tiene, que una cosa es lo que piensas, otra lo que escribes y otra lo que cada amigüito interpreta en su libre albedrío, que para eso existe y cada uno es muy libre de entender lo que quiera. Ahora bien, sí que os aseguro que quien firma estas líneas no quiere ni ofender ni hacer daño a nadie.

Ayer algo me hizo sonreír cuando leí vuestros comentarios. Es el sentimiento de añoranza que algunos manifestasteis. Es que es así, el ser humano tendemos a eso, a rememorar los hechos de la niñez. Los primeros recuerdos que os vengan a la cabeza de esa época siempre están ligados a hechos agradables o bonitos. Para recordar algo malo, hay que esforzarse. La memoria es, amigüitos, selectiva y tiende a arrinconar nuestros recuerdos desagradables potenciando lo bueno. Esto es necesario, nadie podríamos vivir en un mar de amargura. La memoria selectiva forma parte de nuestro sistema inmunológico, como los glóbulos blancos. 

El sábado volvía yo a Peralta Monumental de nuestro "mierda de monte". Alargué el paseo hasta la zona quemada y volví fuera de camino por un cabezo, contemplando la evolución de lo que se quemó;  mi memoria traía a la mi perola los recuerdos de cuando aquello eran pinares, arrinconado las horas del incendio. No puedo evitarlo y se que no es justo hacerlo, pero incoscientemente miro la zona que aclaramos a mano y miro lo que se quedó sin trabajar y una sonrisa malévola aparece en mi boca.

Mira que es triste, que solo sonrío cuando hay algo malévolo por medio. Pero bueno, soy así y así me han dibujado. 

Es evidente la diferente evolución entre ambos lugares. Eso sí, estoy también seguro de que si ahora se mete mano al resto de la zona quemada con el proyecto que hay, en otros diez años todo estará mas o menos igualado. Es cuestión de tiempo, solo eso. Lo que pasa es que las personas somos así, tenemos una escala temporal diferente a la que la naturaleza tiene y queremos ver los frutos de nuestro trabajo cuanto antes.

Pero hubo algo que sí que me alegró el día. Fue esto


Ya se que la foto es una mierda y cuesta distinguirlas, pero esta es una de las encinas que plantamos tras en incendio. Cinco añitos tiene y ya está dando frutos. Un fruto de nuestro trabajo. Hay alguna más que también está dando bellotas. Ahhhh, y no me refiero a las que ya estaban plantadas antes de la quema y han rebrotado. Esta es de las nuevas, de las que nuestras azadas plantaron. 

Y como podéis ver en la foto que encabeza este tostón diario, Hay ya pequeños bosquetes que ya permiten imaginar como será esto en un futuro. Si la memoria es selectiva y nos hace más fácil vivir, la imaginación también lo es y también hace mas llevadera la vida. Si no, de qué.

Dentro de ciento cincuenta años, lo veremos tan majo y tan salao. 




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