miércoles, 29 de junio de 2016

No me jodas que esto me puede hacer mal

Música de hoy, Edith Piaf "Je ne regrette rien"



¿Cuando empieza algo a ser de aquí de siempre y de toda la vida? La verdad es que es curioso eso del nacionalismo culinario

"Aquí siempre hemos comido......" y en lo puntitos cabe todo. 

¿Qué hubiera sido de la cocina sin en descubrimiento de América? Imaginad una despensa sin patatas, pimientos, tomates, chocolate o maíz. Vamos, como para morirse del aburrimiento en un momento. 

"Las mejores patatas son las nuestras" dicen los gallegos. "Los talos se han comido aquí de siempre", dicen en el norte de Navarra. "No hay tomate como el de Tudela", dicen allí. Evidentemente que llevan muchos años, pero no son cosas de "aquí de siempre"

Y hubo cosas que cuando se empezaron a consumir dieron algún disgusto que otro. Incluso disgustos de los que pasan de diarrea a algo peor. La patata es una de ellas. Sobre todo si es patata vieja. 

La patata tiene un glucoalcaloide, la solanina. Se encuentra en toda la planta, sobre todo en el tallo y las hojas. En menor medida en la piel y justo debajo de ella. Y como siempre, nada hay en la naturaleza por capricho. La solanina cumple la misión de proteger la planta frente a depredadores y frente a insectos.

Normalmente no produce la muerte y es harto difícil envenenarse comiendo la patata en sí, pero en las hojas y tallos hay bastante concentración. Afortunadamente aún no comemos las hojas, pero bueno, cualquier día en un programa de cocina harán alguna ensalada con estos brotes y colapsaremos urgencias ese día. Somos así la peña

Cuando se empezó a plantar patatas en Europa, que se comenzó en Galicia, evidentemente la gente se comía las patatas, aún a pesar de las promesas de acabar en el infierno haciendo compañía a Pedro Botero. La Iglesia consideraba a la patata algo pecaminosos, un alimento del diablo. No podía ser de otra forma, que se iba a esperar de algo que se criaba bajo tierra

Con esto de el aprovechamiento de la comida los paisanos le daban a la patata. Pero a  alguien se le ocurrió aprovechar las hojas como forraje. El resultado, ya lo podéis imaginar. Unas cuantas decenas de burros muertos

Hay documentados intoxicaciones en las tropas alemanas a finales del siglo XIX. Comían patata vieja, lógico ya que el trasiego había sido importante. Y con esto de no desperdiciar nada, muy poco pelada. Y así les iba

Así que ya sabéis. La patata, siempre bien pelada, hay que quitarle buena capa, mas aún si están verdes o verdean. Y nada de darle a vuestros animalitos las hojas, a no ser que queréis que abandonen este mundo temporal. 

Y disfrutad de la patata, siempre con doble fritura y en dos tiempos, que es como mejor están. Cuando paséis por delante del puesto de patatas de la tienda o súper de turno, miradlas con agradecimiento. En el siglo XVIII salvaron del hambre a Europa. 

Ahhh, hubo una emigración de Irlanda tremenda a finales del siglo XIX y fue por que durante dos años seguidos la cosecha de patata se malogró, dando lugar a una hambruna bestial. Y los rubicundos irlandeses tuvieron que hacer las maletas y dejar su yermo país. 

Cosas de patatas.

Os dejo un enlace

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