miércoles, 13 de mayo de 2015

El final de una sangría

Música de hoy, la banda sonora de "La lista de Schlinder"


El pasado día ocho de mayo hizo setenta años del fin de la mayor locura que ha ocurrido en la historia humana; el nazismo. No es "el fin de la Segunda Guerra Mundial" como algunos dicen. La WWII terminó unos meses con la rendición de Japón. Si que fue el final de la locura en Europa

Hace unas semanas, cenando en el Náutico, salió un tema similar y se me ocurrió decir que salvajada como la que se vivió con el exterminio de judíos, polacos, gitanos, homosexuales..... y todo ser que molestara al régimen nazi ni se había vivido ni se ha vuelto a vivir. Y un buen amigo mío se indignó por lo que dije. Me rebatía hablando de las guerras que luego vinieron y de las salvajadas que hemos visto. Me decía que no hemos aprendido.

Paso mucho de discutir, y menos con los amigos y en una cena. Y menos si el tono ya se eleva algún decibelio.

Pero me mantengo en lo mío. Que como aquello, ni hubo ni ha habido. No niego las barbaridades que se han hecho, y algunas en nuestra propia tierra. No niego los centenares de miles de muertos asesinados, no niego el genocidio hutu y tutsi o el de kosovo..... barbaridades ha habido muchas, ahora bien, esto fue diferente.

Esto fue la muerte industrializada. Un país del tamaño de Alemania que pusiera en marcha una máquina de exterminio, perfectamente planeada y pulida a lo largo de meses de ensayos y con un control de costos tan minucioso

De las primeras carnicerías en Babi Yar bajo el fuego de las ametralladoras a los campos de prisioneros y de exterminio, hay un trecho largo, que solo unas mentes muy científicas y muy malvadas pueden tramar y recorrer. Hicieron cuentas, y vieron lo caro que salía matar a miles de personas bajo las balas. Vieron el montón de gente que hacía falta para eso. Y vieron que se tenían que llevar por delante a unos cuatro millones. Y vieron que con balas era inviable. Todo esto, científicamente

Así que idearon ese sistema. Con su transporte, con su almacenamiento, con sus medios de producción, con su mano de obra, con sus recambios y con su eliminado de los restos de producción. Y todo ello contabilizado al céntimo para no desperdiciar ni un solo pfenning. Todo medido. Una máquina de matar tan precisa, tan exacta, tan bien ajustada y tan engrasada no la ha vuelto a haber. Pensadlo friamente

Por cierto ¿Sabéis cómo se conoce el número de muertos? Pensad que es una cifra muy exacta la que se da. Fundamentalmente por que la red ferroviaria alemana cobraba al estado por cada prisionero que transportaba, y esos libros y esa contabilidad se salvó

Escalofriantemente inhumano pero diseñado por hombres, y así fue. Y hace sólo setenta años de esto

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