viernes, 1 de mayo de 2015

De cómo Salazar no interviniendo, ha intervenido

Música de hoy, venga, algo animadico. Loquillo "Cruzando el paraiso"



Pedro Salazar Ibiricu a aparcado su exclusivo Audi A10 conducido por su chófer a las puertas de El Celler de Can Roca. Es temprano para comer, sólo desea tomar un pequeño refrigerio en compañía de una amiga que desea pasar inadvertida. Cosa harto difícil para una mujer de semejante belleza y clase.

Así que, entre risas y cogidos del brazo, toman asiento en una mesa en un lateral

-¿Lo de siempre rubiales?
-Lo de siempre Pedro.
Contesta ella con en un gracioso español con acento sudafricano

-Pues una botella de Chateau D´Yquem del 54 y un poco de caviar
-Foei grass, Pedro, Foei Grass. Con Chateau D´Yquem siempre foei grass, que siempre sales con lo mismo
-Como siempre rubiales

Pedro ha hecho un alto en su complicada vida, tanto en su faceta de reconocido empresario de las achicorias como en su vertiente oscura, la de justiciero sin corazón. Como no hacerlo ante la visita de su vieja amiga. Pedro la conoció cuando ella iniciaba su carrera como actriz. Todo el mundo reconocía el talento de la estrella incipiente, así como su belleza, Pero fue Pedro el único que llegó a su conmovedor corazón. Luego, por avatares de la vida, sus vidas fueron por mares diferentes. Pero siempre ha existido un halo de complicidad. Ella aprecia de Pedro su sinceridad y su claridad. Él en ella, su simpatía y que parece que el mundo se pare cuando están juntos

-¿Cómo te va con el tontolaba ese que que has echado de novio? El Sean Penn ese de los cojones
-Tú siempre tan claro. Estamos a gusto
-Ya ya. Siempre dices eso y siempre acabas hasta el moño de esos pantasmos
-No empieces. Tú  tuviste la culpa. Sabes que aun te qu..... y que siempre te querr......
-Venga, dejemoslo. Vamos a disfrutar del vino y del día, que nos lo merecemos

Un nuevo cliente acaba de entrar al restaurante. Pedro, hombre simple en el fondo, clasifica a la especie humana en dos grupos. El primero es el mayoritario; "Merece vivir", y el segundo es mas bien escaso: "Merece morir". Así de simple y sencillo. Dos grupos

El nuevo cliente del local, que ha aparecido con un nutrido grupo de guardaespaldas, es para Pedro del segundo grupo. El cliente mira a Pedro y una sombre de reconocimiento cruza por sus ojos. Acto seguido, lo ignora. Ignorar a todos y a todo forma parte de la vida del nuevo cliente. El está por encima del mundo, por encima de políticos, por encima de reyes y por encima del dinero

Pedro ha conocido a lo largo de su vida a unos cuantos como el que tiene frente a él. No son los que dominan el mundo, son los que se aprovechan del mundo. Gente sin ningún tipo de escrúpulos ni humanidad. Y gente desconocida para el gran público.

Pedro no puede dejar de sonreír cuando ve en el telediario las entrevistas que hacen a las personas cuando esperan la llegada de algún "famoso" a los juzgados. Ese "famoso" puede ser un ex político, un alcalde, una folklórica..... y todo el mundo indignado le increpa a la entrada. Le recuerda a Pedro las escenas de las pinturas negras de Goya. Pero a las alimañas como a las que tiene en frente, nadie las increpa por que nadie las juzga, entre otras cosas por que nadie las conoce. Juegan en la parte oscura

Minas de coltán, tráfico de personas, drogas, incluso golpes de estado en pequeños estados africanos.... todo sirve para engrandecer su manchada y sangrienta fortuna. Todo. Y todo sin escrúpulos

Pedro siente que tiene que intervenir, ocasiones como la de hoy es difícil volver a tenerlas. Pero solo tiene a mano el cuchillo romo de untar el foei y la botella de vino. Poca cosa frente a las armas cortas de los guardaespaldas de acento balcánico que rodean a la alimaña. Amén de dos elementos que se han quedado en la puerta y otro que ocupa una mesa diametralmente opuesta. Y otro par en uno de los coches que están aparcados en la calle, estos seguro que con algo más que una glock.

Y encima no está solo. Imposible. Pedro se reconcome

-Te noto ausente ¿Ocurre algo?
-No. Simplemente que ha pasado un ángel. Como si no tuviera bastante con el que estoy almorzando
-Qué pelota eres, cabrón. Oye, está el aire acondicionado un poco fuerte

Pedro se quita su chaqueta y gentilmente se la ofrece a la dama. Y de verdad que nota frío. Se vuelve a sentar y decide olvidarse del hijoperra y centrarse en su acompañante. Pero algo despierta los entrenados sentidos de Salazar. La alimaña se ha aflojado el nudo de la corbata y está sudando.

Tiene calor. Interesante. Y unas gotas de sudor ya perlan su gruesa y sebosa frente.

Se quita la corbata y un fofo cuello de tres papadas aparece. El cerdo se lleva la mano izquierda al hombro.

Pedro sabe lo que va a pasar y no pierde el tiempo. Toma su móvil 7G y manda un mensaje a su eficiente secretaria

"Señorita Green, anule todas las comunicaciones GSM en un radio de 100 metros a mi alrededor. Y todos lo nodos telefónicos en el mismo radio. Dígale al chofer que inhiba las señales de radio en la franja de ...... mhz"

Segundos después, el teléfono de Pedro se queda sin señal. Y evidentemente todos los de a su alrededor.

La alimaña tiene un color gris, comienza a boquear y se lleva la mano al costado izquierdo. Un infarto de manual. Y de caballo. Bueno no, de alimaña piensa Pedro. Y Salazar sabe lo que está sintiendo el cerdo. Un dolor como no lo hay en el mundo. Terrible y profundo, de dentro a fuera. Se le tuerce la mandíbula. Su grupo de escoltas se lanzan sobre él y uno coge el teléfono. Teléfono que no funciona

-Pide una ambulancia.
Se oye con acento balcánico
-No funciona el móvil
-Usa un fijo
-Maldita sea, no hay línea y los walkies tampoco van

La cosa se pone interesante. La compañera de Pedro mira aterrada al infartado. Ahora su color es azulado. Vaya, piensa Pedro. Esto se pone interesante. Se le acaba de reventar la aorta. Ahora mismo se está ahogando en su propia sangre

El cerdo saca una gruesa y flácida lengua. Sus escoltas están masajeando su corazón.

Pedro piensa que qué bien. Encima alguna costilla rota que le perforará la pleura, aumentado el dolor y el sufrimiento. El cerdo pone los ojos en blanco y sigue boqueando.

La agonía se prolonga durante cinco minutos y el cerdo muere ante la desolada mirada de sus guardaespaldas, la aterrorizada de la acompañante de Pedro y la complacida del propio Pedro.

Vuelven al coche en silencio y la amiga de Pedro relata al chófer lo acaecido

-Pero señor Salazar, tenemos un desfibrilador en el maletero
-Ya lo sé. Pero este merecía morir. Y si es entre dolores, mejor.

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