viernes, 8 de mayo de 2015

De cómo Salazar enseña educación vial

Música de hoy, como Salazar vuelve a la carretera, kaña y carretera; Saxon "Motorcycle man" (ojo con el volumen)

El otro día me adelantaron estos tipejos en la carretera de Soria a Logroño. Y se me ocurrió soltar a Salazar. A grandes males, grandes remedios



Pedro Salazar Ibiricu está conduciendo su bonita DKV por la carretera entre Soria y Logroño. Se dirige a ver la evolución de su última plantación de achicorias, una pequeña finca de mil ochocientas hectáreas.

Conduce tranquilamente, disfrutando del momento y del placer que le produce viajar en tan histórico vehículo. De fondo, una cinta de chiste del señor Tomás. Pedro siempre se ha caracterizado por su prudencia al volante; una máxima guía su proceder sobre el asfalto "no hagas nada que no quieras que te hagan a tí"

En realidad este pensamiento es el que últimamente guía su vida. Recuerda con una ligera sonrisa en los labios sus años de mocedad, conduciendo sin bajar de doscientos por la autopista. La vida y los años lo han vuelto mucho más prudente y respetuoso. No es que no le guste la sensación de velocidad, de hecho a adquirido recientemente tres modernos aviones de caza F-22A para su uso personal. Pedro se aburrió hace años de competir en circuitos privados con Raikkonen y Alonso; no eran rival ni para su vehículo ni para su pericia al volante

Así que ahí va nuestro amigo Pedro disfrutando de la plácida conducción por una vía con poco tráfico. Ancha, buenos arcenes, buen firme, buen trazado y buen día. Y con poco tráfico. Así que Pedro decide encenderse una faria para acabar de disfrutar del momento.

Es en el instante en que el fósforo se acerca al puro cuando es adelantado por una centella roja que pisa la línea continua en la maniobra y obliga al vehículo que viene de frente a echarse a un lado para evitar el accidente

"Mecagoentodoloquesemenea, cachohijodelagranputa, la que has podido liar"

Pedro está indignado ante lo que ha visto. Dos vidas en peligro por un temerario. Y por el retrovisor ve que se acerca a toda velocidad algo negro. Cree reconocer un Jaguar y para cuando se da cuenta, lo tiene encima. Repite la jugada del anterior. Y tras este, un Ferrari descapotable último modelo. Y para rematar un Audi R8. Unos 800.000 euros entre los cuatro y que se piensan que la carretera es suya, poniendo en peligro a todo el mundo y obrando como unos desaprensivos.

Pedro se queda echando pestes, y supone que el resto de los vehículos también. Nada como la prepotencia para indignar a Pedro

Unos kilómetros más adelante Pedro ve un área de servicio. Necesita repostar y para. Para su sorpresa ve la comitiva de vehículos. El primero, que no identificó, otro Ferrari. O sea, dos Cavallinos, un Audi R8 y un Jaguar; todos con matrícula de Reino Unido. Salazar recuerda algo que siempre ha pensado que era leyenda. Pedro oyó una vez en un bar que acaudalados y atildados británicos celebraban sus carreras por carreteras españolas. Bien provistos de euros venía a quemar neumático a España, pagando las multas que hiciera falta riéndose de los agentes que los multaban. Nada como ser rico para carcajearte de la autoridad. Y nada como ser rico para creerte por encima de todo

Salazar entra a la cafetería y ve a los ricos. Conoce a la especie que son. No han hecho su dinero ellos, ni trabajando ni robando. Directamente lo han heredado de sus padres, que lo hicieron de sus abuelos y estos de los suyos y asi...... seis o siete generaciones. Herederos de grandes fortunas hechos de una forma una tanto..... sucia. Gente aburrida y desqueacerada, hastiada y cansada de todo y siempre buscando lo que ellos llaman "aventura y nuevas emociones".

Todos cortados por igual. Le sorprende las gafas de sol naranjas que lleva uno de ellos. Vamos, unos auténticos pijos.

Salazar se toma su cerveza sin alcohol y vuelve a su DKV. 

"Este va bien" piensa, a la vez que toma una azada bellota de dos kilos. Una azada con un bonito moño atrás. 

Y ni corto ni perezoso y ante la asombrada mirada del encargado de la gasolinera, se lía a moñazos de azadón con los vehículos. Parece mentira lo que puede llegar a hacer una azada manejada por unos hombros y unos brazos fuertes en cuatro minutos.

Los indignados y gritadores propietarios de los deportivos salen graznando de la cafetería. O eso es lo que le parece a Salazar, graznidos. El de las gafas naranjas se acerca corriendo a Salazar braceando. 

"Error", piensa Pedro. "No cubres la guardia"

Pedro no quiere ensañarse. Así que directamente le pega un tortazo a mano abierta al natilloso del inglés. Este, obediente a la ley de la gravedad se desploma en el suelo. El segundo se dirige a ayudar a su amigo, mientras que el tercero se concara con Pedro. 

"Para que vas a hablar si a ostias lo solucionas" Razona Pedro para sí mismo. Así que un nuevo guantazo lanza al tercero al suelo ante la asustada mirada del sector pijo-femenino-británico. Quedan dos

Pero Pedro no puede acabar su trabajo. Una patrulla de la Guardia Civil que venía siguiendo a los impresentables aparece en la gasolinera. Por de pronto, un agente se aproxima a Pedro y el otro se queda tras la puerta del vehículo. Ver a semejante algarrobo unicejo en bombachos y con un azadón al lado no es tranquilizador.

"¿Queostiaspasaquí?" Es lo único que pregunta el agente al ver a los dos ingleses en el suelo llorando como madalenas y a Pedro con la cara congestionada por la rabia

Pedro explica lo ocurrido en diez segundos

"Ustenoesquienparatomarselajusticiaporsumano. Lárguese de mi vista. Nosotrosnoshacemoscargodesto"

Pedro va a montar en su DKV cuando el segundo agente se le aproxima

"Deme esa azada, caballero. ¿Por cierto?¿No tendrá otra en la DKV?"

Sin decir una palabra, Pedro se dirige a la trasera de la fragoneta y coge otra similar, entregándosela al agente de la Guardia Civil y dándose media vuelta monta en la DKV, arranca y se va

Por el retrovisor ve a los agentes que se han liado a azadonazos con lo que quedaba de los vehículos. El dueño de la gasolinera a aparecido con una barra de uña. Una cliente pincha los neumáticos. Y los ingleses, siguen en el suelo bajo los efectos de los tortazos llorando a moco tendido

Nada como un tortazo a tiempo, piensa Salazar.

Bueno, hasta aquí la historia. Ayer jueves me tocó ver la caravana de los millonetis en esa carretera que os digo. Un poco después, un vehículo camuflado de la Guardia Civil me adelantó y los atrapó en el peaje de autopista. Allí vi al pijo de la gafas naranja en el Jaguar hablando por un walkie talkie con el del R8, que había cruzado el peaje. Es cierto, hay británicos que viene a nuestro país y se piensan que es un circuito de carreras para ellos. Supongo que los guardias que los multaron se quedaron con ganas de destrozarles los los coches a azadonazos

Y por cierto, que también conocí a un señor que destrozó a golpes de barra de uña el coche a otro por que lo había insultado en la carretera. Un tipo con un carácter un tanto...... brusco

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