lunes, 18 de mayo de 2015

Capítulo ducentésimo tercero: "Distintos sitios, distintas formas de ser"

Música de hoy, como nos vamos a los EEUU, un poco de Bruce. "Dancing in the dark"




Una de las cosas que con más cariño recuerdo del primer viaje por EEUU es que me cambió la percepción que tenía sobre los estadounidenses y que aprendí que nada peor que viajar a los sitios con clichés preconcebidos o con prejuicios. Eso hay que dejárselo fuera de la mochila o mejor aún, directamente no tenerlo

Fui pensando que los yanquis eran todos unos rambos prepotentes y me encontré con un país lleno de gente muy maja y amable. Y ya por el interior conocí a personas que tenían un carácter similar a los de Valtierra pero hablando inglés. Gente recia, pero recia recia. Muy del euhhh y de darte una palmada en la espalda de la que te rompen dos costillas. 

Pues un día caímos por uno de los sitios que de paisaje me ha parecido de los más maravillosos del mundo, el Parque Nacional de Bryce Canyon. La foto que encabeza estas líneas es de ese lugar. Un sitio mágico. Era marzo, creo recordar, y una ligera nevada le daba al sitio más magia de la que ya tiene. Y era entre semana, con lo que eso hizo que nosotros fuésemos prácticamente los únicos visitantes del parque esa jornada.

Estábamos poniéndolos los arreos de caminar en la fragoneta milicotonera cuando llegó uno de los guardas del parque. A primera vista parecía que iba a iniciar la tercera guerra mundial el solo. Llevaba una pistola automática al cinto con dos cargadores. Y en su pickup se veía colgado un rifle de gran calibre y una escopeta corredera. Y para completarlo, un enorme machete también al cinto. 

Se nos acerca, un tío bastante alto y bastante ancho y sin un ápice de barriga. Y lo típico, camisa a cuadros. y unas manazas como paelleras. Inició una animada conversación con nosotros, que si de dónde éramos, que cuanto tiempo íbamos a estar en su país, que que tal se vivía en España, que si era bonito nuestro país..... ciento y pico cosas y el tío no callaba. 

Nos preguntó por que excursión íbamos a hacer por el parque. Le respondimos que íbamos a dar una vuelta un poco a voleo. Va a su pickup y vuelve con un mapa del parque. Nos lo entrega y nos marca una excursión, a la par que nos cuenta que era la más representativa de la geología del lugar. Y que animales podíamos ver a esa hora del día. Nos dio un folleto de los animales y de las plantas, y nos dijo que por favor que no nos saliéramos del sendero marcado, que había un tipo de microorganismos endémicos del parque y que así no los dañaríamos. Vamos, que SU PARQUE era muy frágil y que él estaba enamorado de esa naturaleza.

Nos dijo que la excursión duraba tres horas y nos preguntó que cual era nuestro vehículo. Se lo mostramos (había otros dos solo). Y nos dijo que el volvería a pasar en cuatro horas y que si nuestra fragoneta seguía allí, que saldría a buscarnos por si nos habíamos perdido. 

Total que se montó en su llena de armas pickup, nos saludó amablemente y se fue. Un tío majo

Ese mismo años fui al pirineo a una excursión e hice noche en un refugio. Total que a la hora de la cena me acerqué a la barra del refugio (de los más grandes del pirineo) y le pedí al camarero, un señor muy mayor, una cerveza con gaseosa. Su respuesta fue

"Yo te vendo la cerveza y te vendo la gaseosa. La mezcla te la haces tu que yo no estoy obligado a hacerla"

Me acordé del americano. Y me dije a mí mismo

"Igualicos. El yanqui y el tipo este. Igualicos de serviciales, de amables y de volcados en su trabajo"


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