jueves, 16 de abril de 2015

Otra historia apta para niños sobre campanas

Música de hoy, la obertura de 1812 (al final suenan las campanas de las iglesias moscovitas para celebrar la victoria sobre Napoleón). Un poco más sacra que la música de ayer



Os conté ayer la bonita, ilustrativa y pedagógica historia de Ramiro II y los noble díscolos. Nada como un buen ejemplo para enderezar los árboles torcidos. 

Hoy otra, de estas que hacen reconocer la inventiva y el buen hacer del ser humano. Si es que somos de lo más amables. El protagonista también es un rey aragonés y también sale una campana a relucir.

La de hoy está interpretada por Pedro IV "El ceremonioso". Viene el sobrenombre a lo engolado del señor en cuestión, muy dado a la pompa, el ornato, el boato y a adornar todos los actos de su vida con una teatralidad superlativa. Y cómo no, los pelotilleros de turno practicaban también dicho oficio. Vamos, como en la actualidad

Al parecer el rey en cuestión era un gran guerrero, trovador, poeta, alquimista, galán.... lo tenía todo menos estatura. Y muy mal genio. Parece que le sentaba bastante mal que le intentaran mover la silla, en este caso el trono, de debajo de sus reales posaderas. Vamos, que cualquier intentona de golpe de estado la cortaba de raíz. 

Y como siempre, de forma pedagógica, para que sirviera de lección al resto de la nobleza.

Pedro IV fue un rey importante en el reino de Aragón. Incorporó Mallorca, Rosellón, Cerdaña, Sicilia y el ducado de Atenas. Y ya os podéis imaginar que todo esto no lo hizo a base de buenas palabras, disponía de una tropa de choque que eran los Almogávares, gente muy simpática de la que otro día os hablaré

Pues bien, la historia de Pedro y su campana

Hubo una sublevación en Valencia por parte de unos nobles molestos. El rey se dirigió hacia la tierra de los petardos y la chufa y los venció en la batalla de Mislata. Los nobles golpistas tenían la sana costumbre de reunirse para sus asuntos al oír el tañido de una campana en Valencia

Pues bien. El divertido de Pedro IV hizo fundir la campana de marras. Y luego les echó por el gaznate (léase garganchón) el bronce derretido a los levantiscos. Y evidentemente todo esto en presencia que los nobles que dudaban entre los sublevados y el rey. 

Oye, mano de santo. Contemplar esa imagen de sus amigos bebiendo bronce fundido, despejó todas las dudas. Se volvieron de lo más fieles y leales a la real corona de Pedrito

Si es que nada como el diálogo y las buenas maneras para convencer a las personas. De hecho es la conversación y el intercambio de opiniones lo que siempre ha movido la historia. La violencia es algo muy puntual en la vida de la humanidad



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