viernes, 20 de febrero de 2015

Lealtad

Música de hoy, "Stormbringer"; de Purple. Ya que va de gente poderosa, música poderosa



Os presento a Eduard Stretlsov. Futbolista


Ayer os hablaba de los devenires de nuestro equipo foral. Pero el fútbol no tiene sólo esta cara podrida, hay otros mundos en él y nuestro amigo Eduard es un ejemplo de ello

Nació en 1937,  poco antes de la WWII, en una tierra tan dura y en una época tan difícil como era la Unión Soviética en esos años. La bota comunista en el pié de Stalin hacía que vivir fuera de todo menos sencillo en esa zona del mundo. El padre de Eduard sufrió la misma suerte que otros millones de soviéticos que cayeron en el frente bregándose frente a los invasores nazis

Huérfano y viuda se tuvieron que buscar la vida en una ciudad que ahora está de moda, Kiev. Eduard, siendo un niño, tuvo que dejar la escuela para trabajar en un taller metalúrgico y poder salir adelante.

Pero Eduard tenía otra pasión en su vida: el fútbol. Y según sus propias palabras, era lo que le hacía seguir con vida y vivo. Que las dos cosas no son lo mismo. Los ratos libres que tenía el pequeño Eduard los dedicaba a patear un balón en el patio de la fábrica. Bueno, el caso es que la fábrica, como buena fábrica soviética, tenía varios entretenimientos para sus trabajadores, y uno era un equipo de fútbol.

Los mayores del equipo se quedaron alucinados viendo la clase y la potencia física de nuestro Eduard y pronto lo englobaron en el equipo de la fábrica, con catorce años pasó a ser la estrella.El caso es que se preparó un amistoso entre el equipillo de la fábrica y el Torpedo de Moscú. Y el resultado es que los profesionales del Torpedo se quedaron tan alucinados con la técnica de Eduard que lo ficharon. Con dieciséis años pasó a ser la estrella del equipo, vamos

"El puto amo"

Debutó a esta edad de delantero centro, y el Torpedo, un equipo de media tabla, pasó en la siguiente temporada a ser el cuarto en la liga soviética. Eduard metió 14 goles en 22 partidos. Con diecisiete añicos, y era el eje del equipo.

En 1955 fue seleccionado y les encajó tres goles a Suecia. Un desparpajo que para qué para un crío que ya era mentalmente un hombre. Y en el siguiente partido, contra la selección india, Eduard volvió a meter tres. Fue a las Olimpiadas de Melbourne, donde la Unión Soviética se alzó con el oro. Curiosamente Eduard no participó en la final por una costumbre rara que tenía el seleccionador soviético de entonces. Fijaos el carisma que tenía que otro delantero soviético le ofreció su medalla de oro a Eduard (parece que solo hubo medallas para el once titular). Eduard no la aceptó diciendo 

"Tranquilo Nikita, ganaré muchos más trofeos más adelante". La leyenda se estaba forjando. Dos años después se le nombró al balón de oro.

Pero claro, ocurrió lo que tenía que ocurrir. El Politburó se fijó en Eduard y le "sugirió" que dejara de jugar en el Torpedo para hacerlo o en el Dínamo de Kiev o en el CSKA de Moscú, equipos que eran o del ejército o de la policía y KGB. Y Eduard se negó, con lo que ya empezaron las "marcas".

El caso es que poco a poco la fama mundial que iba alcanzando no gustaba "a los de arriba". Encima era guapo, vestía a la europea y llevaba el pelo largo. Vaya, vaya. 

Y el caso es que la hija de la primera mujer que alcanzó puesto en el Soviet Supremo, Ekaterina Furtseva, se fijó en el guapo de Eduard y quedó prendada de él. Y Ekaterina,amiga de Nikita Khrushev, ni corta ni perezosa en la fiesta de celebración de la medalla conseguida en Australia le "sugirió" a Eduard que se casara con su hija

Eduard dijo que no. Que ya estaba comprometido. Pero el caso es que comentó que....

"Yo con ese mono no me caso ni loco. Antes me ahorco". Y el mosqueo que se cogió la mamá de la chiquilla fue morrocotudo. Cada vez, más en el punto de mira y cada vez mas señalado

El caso es que poco antes del mundial de Suecia fue acusado de la violación de María Letdeva, una chica moscovita. Este hecho que nunca se probó. Y fue detenido y condenado a doce años de trabajos forzados. El seleccionador nacional intentó mediar pero le dijeron "quieto chiquito, que la orden viene de muuuuuy arriba". 

Le engañaron diciendo que si confesaba le permitirían jugar en Suecia. Y tras firmar la confesión, fue enviado a Siberia. Cumplió siete años de condena. 

Tras esto, volvió a jugar. Le ofrecieron el CSKA y el Dinamo. Pero el volvió a su Torpedo de Moscú. 

Siempre dijo que su alma estaba con el Torpedo. Volvió a ser un gran jugador, pero entre la edad y que Siberia no perdona, no fue el mismo. No jugó nunca ningún mundial, fue una de las condiciones que le impusieron para su liberación.

Murió de cáncer a los 53 años, en 1990; poco antes de morir Eduard confesó a su mujer que él no había violado a nadie, que el gobierno lo amenazó con deportar a su familia si hablaba.  María Letdeva, la chica a la que dijeron que había violado, llevó flores a su tumba

Se le otorgó a título póstumo la medalla de oro de Melbourne en el 2006. La FIFA lo ha incluido en la lista de los cincuenta mejores jugadores de todos los tiempos. Si vais a Moscú, en las afueras del estadio del Torpedo hay una estatua suya de bronce. Su sobrenombre era "El Pelé ruso". Y el propio Karpov, el gran ajedrecista, dijo que fuera de la Unión Soviética hubiera sido más grande que el propio Pelé.

Un triste ejemplo de como los regímenes totalitarios pueden acabar con la vida y las esperanzas de un hombre que no admite doblegarse. 





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