martes, 9 de diciembre de 2014

Historias olvidadas de África

Música de hoy "O fortuna" de Orff


Creo que hay tantas formas de hacer el mal como personas, pero las individualidades se pueden ir agrupando. Los hay que hacen el mal por dinero, los hay que pagan por que otros lo hagan por uno, los hay enfermos de la cabeza que lo hacen por placer..... muchos conjuntos. Pero hay uno, afortunadamente escaso, que hacen el mal por curiosidad. 

El otro día os conté la historia de Leopoldo II de Bélgica un tipejo que pagaba por que otros hicieran el mal por él y que se quedó a gusto en esa zona del mundo que ahora se llama Congo. Hoy va otra historia, de las protagonizadas por ese grupo que hace el mal por curiosidad

El protagonista se llamaba James Jameson, como el dueño del Daily Bugle, el periódico donde trabaja Spiderman. Este Jameson estaba emparentado con los propietarios de la destilería de whiskey Jameson, ese licor tan rico. Os presento a este caballero


Este señor, impregnado de las ideas victorianas y románticas, soñaba con conocer las inmensidades de África y practicar sus dotes de gran cazador blanco y explorador y volver con fama y fortuna de aquellas lejanas tierras. Todo un soñador que en realidad no era más que otro carnicero ambicioso y ávido de riquezas. 

Total que se enroló en la expedición de Stanley y pagada por Leopoldo II y se lanzó hacia África. Creo que se llevaría una desilusión cuando vio que allí no había mas que hambre y malaria, barro, sol y muchas moscas, amén de todo tipo de bichos que se empeñaban en que su gloriosa expedición no fuera más que un continuo sofoco. Pronto dejó de lado los sueños románticos y se dedicó a follarse a todo lo que se le ponía por delante, amén de darse cuenta que lo más práctico a la hora de "convencer" a los nativos de que aceptaran el mandato belga era emplazar una ametralladora gatling delante del poblado y llenarlos de plomo.

La expedición de Stanley tenía como objetivo ayudar a un médico alemán que estaba de gobernador en la región de Ecuatoria asediado por milicias rebeldes. Y la consigna era ayudarle al precio de las vidas (vidas nativas, se entiende) que hiciera falta.

Stanley encargó a Jameson que se acercara a una base esclavista a aprovisionarse. Jameson se hacía ayudar de un interprete sirio que hablaba suahili y de un nativo que se había dedicado al tráfico de esclavos. Cuando estaba en la base Jameson oyó hablar de que por la zona había canibalismo y llevado por la curiosidad, pretendió conocer a tan amables oriundos. A tal efecto compró en el mercado de esclavos a una niña de diez años

Y ni corto ni perezoso envió al sirio a hablar con los caníbales, ofreciendo a la niña como alimento y con la condición de que le dejaran presenciar la escena para plasmarla en sus dibujos. Y consiguió el acuerdo

La niña fue sacrificada y devorada, y Jameson hizo sus dibujos. Uno es este


A los pocos meses, Jameson murió víctima de las fiebres. El intérprete, corroído por la culpa denunció los hechos. Y el escándalo fue monumental. Se abrió un juicio en el que la esposa de Jameson intentó limpiar el "buen nombre" de su marido y Stanley irse de rositas. La desconsolada viuda no se salió con la suya, pero sí Stanley que a la postre fue nombrado Caballero del Imperio Británico. 

El relato que hizo el interprete en el juicio es aterrador:

"Amarrada al tronco de una árbol, la niña; sin pronunciar una sola palabra; pide ayuda y clemencia con los ojos sin que nadie le preste atención. La primera actuación de los caníbales es encender una gran fuego. Mientras Jameson pinta hasta seis bocetos del suceso, que posteriormente los pasaría a acuarela. Los salvajes comienzan el ritual abriendo el vientre de la niña de dos machetazos que le dejan los intestinos colgando. La niña muere lentamente desangrada mientras los caníbales afilan sus machetes. La niña vive aterrada los últimos momentos de su vida sin dar ni un sólo grito hasta que muere y su cabeza cae sobre el cuerpo. Los salvajes proceden al despiece del cuerpo de la pequeña como si de un animal se tratara; llevan las diferentes partes del cuerpo al río para lavarlas y después las asan y las comen con avidez. Acabado el banquete, Jameson muestra los bocetos a los hombres pidiendo su aprobación"

Esta es la historia de un hecho real y documentado, sobre el que hubo un juicio y hay actas públicas. No es una invención de nadie ni un fake ni un bulo de los que corren por internet. 

Ni es una película. Ni será la base para el argumento de ninguna. No conviene airear estas cosas. Son muy feas.

Yo no soy de los que creen que los hijos tengan que dar cuenta de los crímenes cometidos por los padres, pero lo cierto es que el primer mundo siempre estará en deuda con el tercero por las atrocidades que se cometieron allí en nombre de la codicia.






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