martes, 21 de octubre de 2014

De como Salazar siempre logra su objetivo

Música de hoy, La Frontera; "Duelo al sol". Sólo puede quedar uno


Está satisfecho. Y contento. Toda una vida jalonada de triunfos y victorias; siempre el primero, siempre saliéndose con la suya. Nada ni nadie se le ha puesto por delante, y ahora, al final de sus años, no va a consentir lo que sería el primer trapiés de su vida. Es el todopoderoso

Son ya varias las semanas que lleva abriendo informativos y protagonizando el "escándalo" de las tarjetas B. Y solo puede sonreír ante el montón de paletos que son entrevistados diciendo que tiene que "devolver lo robado" y "dar cuentas a la justicia".

Pobres ilusos. No comprenden que él vive en otro mundo. Un mundo tejido de favores, sobornos, conocimiento e información. Él no caerá; si él cae, lo hará todo el sistema. Todo el mundo lo teme. Desde los políticos que empezaron a su misma edad hasta estos nuevos partidos de nuevo cuño. Tiene información de todo el mundo. Y eso lo hace poderoso y lo sabe. No es que lo respeten, es que todo el mundo lo teme y eso lo hace invulnerable. Hasta una maldita enfermedad que parecía que iba a acabar con él, hasta eso; está solucionado. Nada hay que el dinero no pueda comprar

Sonríe al ver el coche camuflado de la Guardia Civil que le acompaña en todos los desplazamientos. Mira, no hay mal que por bien no venga. Ha podido despedir a su seguridad privada, ahora el estado es quien mientras lo vigila , lo protege. Y eso le hace sonreír de placer y de gusto. El gusto que da el poder

"¿Pero es que nadie le va a dar su merecido a este tipo?". Es la frase con la que el sargento reflexiona en voz alta
"Déjese de estupideces. Estamos aquí para seguirlo e informar de todos sus movimientos"
"Y de paso, protegerlo. Si es que no hay derecho"

El silencio por respuesta es lo único que  obtiene el sargento del teniente. Toca aparcar en la puerta del garaje del lujoso bloque de viviendas por la que el magnífico automóvil ha entrado.

El todopoderoso aparca su vehículo y se dispone a tomar el ascensor privado hasta la última planta en la que sólo hay un ático. El suyo, el mejor de todo Madrid. 

Una sombra aparece tras una columna. Y el todopoderoso, al contemplar un desaseado y mal afeitado rostro no puede menos que torcer el rictus. Sabía que iba a llegar este día y está preparado ante lo que va a suceder

"Has tardado en aparece, puto Salazar. Puto cretino iluso. Yo estoy fuera de tu alcance. Soy una presa demasiado grande para tí"  
"Eres carroña. Lo supe desde la primera vez que te conocí. Y ha llegado el momento de pagar"  
"Maldito idiota. ¿Te crees que he llegado hasta donde he llegado siendo un patán?. Sabía que esto iba a pasar. Y alguien se encargará de vengarme; no en tu persona, sino en el cuerpo, en las almas y en las vidas  de quienes más quieres. Si muero de forma violenta, todos tus amigos lo harán de la forma más cruel que hay. Tengo dinero depositado para este fin"

A Salazar solo le cuesta un instante saber que esto no es una bravuconada. Delante tiene la mayor pieza que ha intentado cazar, y por una vez en su vida, asume que la presa es demasiado grande. Aún así, Salazar va a hacer un último intento

"Se todo sobre ti. Se que estás enfermo de leucemia y que te queda poco tiempo. Se un hombre por una vez en tu vida, sal a los medios, di todas las corruptelas en las que has participado, devuelve el dinero y muere como lo que nunca has sido, un hombre íntegro"

Una carcajada es la respuesta que obtiene Salazar

"Siempre serás un iluso Pedro. El dinero todo lo puede. Nadie de mi familia tiene un ADN compatible con el mío, eso es cierto. Y si no encuentro un donante, moriré. Pero para eso está la pasta, cretino. Mira"

Y le muestra una carta a Salazar de la Fundación Carreras. Milagrosamente ha aparecido un donante con un ADN compatible y la operación de trasplante medular está prevista para el 24 de diciembre de este año. Todo un regalo de Navidad. Una nueva vida. De nuevo queda demostrado que el dinero todo lo puede

"Voy a vivir Salazar. Voy a vivir muchos años. Voy a sobrevivir a este cáncer y no voy a dar cuentas a ningún juez; de nada. Se demasiado y tengo mucho poder. Y también voy a sobrevivir a tí, puto cavernícola de principios trasnochados. Otra vez, vuelvo a ganar"

Pedro está extrañamente tranquilo. Demasiado, piensa el todopoderoso mientras siente un escalofrío en la espalda. Y Salazar lo mira con una mirada entre desprecio y lástima, se da media vuelta y sale del garaje, monta en su DKV y se va del exclusivo barrio. 

"¿Ha visto eso? Que cojones hace ese trasto en esta zona"
"Algún caprichoso. Estos ricos son así"

Pedro vuelve a su casa. Aparca la DKV, se asea y se cambia. Se pone una copa de coñac Luis XIII  y se sienta contemplando la chimenea en la que arde un alegre fuego. Y nuevamente toma la carta que recibió hace dos semanas y la vuelve a leer

Es de la Fundación Carreras. Le comunican que han encontrado un paciente de leucemia y que su ADN es compatible con el de Pedro al 100%. Que el trasplante medular salvará la vida de esta persona. Que es el único caso en el mundo este año entre personas que no son familiares y que la operación está programada para el 24 de Diciembre, día de Nochebuena.

El resto de la carta es un emotivo texto de la Fundación agradeciéndole su colaboración y diciéndole lo feliz que suponen que se encontrará en el momento de leer que su médula salvará a una persona. Le dicen que la donación es anónima y que ni él ni el paciente conocerán la identidad del otro, pero que siempre tendrá el honor de saber que un gesto altruista salvó una vida.

Pedro reflexiona un instante. Da un sorbo a la la copa. Arruga la carta y hace una pelota con ella. Y la lanza a la chimenea. 

Y sonríe ligeramente pensando que el cavernícola de principios trasnochados ha vuelto a ganar. Y está con la conciencia tranquila. Dio al todopoderoso la oportunidad de redimirse y vivir gracias a su ADN. Pero este hecho no se va a dar. Lo va a dejar morir

El 24 de diciembre Salazar no se presenta a la donación. Está celebrando la Navidad con la gente que quiere

Los guardias civiles oyen desde la calle unos alaridos de rabia y pánico que provienen desde la terraza del lujoso y exclusivo ático. 

Esta vez, por primera y última ocasión en su vida, el todopoderoso ha perdido.

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