martes, 20 de mayo de 2014

No sólo de blogs vive el hombre


Hay veces que releo las cosas que escribo y me digo para mis adentros

“Dios mío, he creado un monstruo”

Entre vinagradas, diatribas, recriminaciones y sermones creo que quien no me conozca se va a crear un concepto de mí que, digamossss, no es del todo real. Digo esto porque no me limito sólo a echar espumarajos por la boca, de vez en cuando también actúo por la comunidad

El otro día un amigüito me dijo que había un vertido de chatarra en el monte. Es por la zona de palomeras. Y quedé con él en avisarle un día y subir a retirarlo. Pero hete aquí que esa semana otro amigüito (mira que cundís ehhhh) me manda un mensaje haciendo referencia al mismo vertido.

Pues oye, manos a la masa y este sábado por la mañana, desafiando a los pólenes de las gramíneas, nos encaminamos Don Quijote y Sancho Panza monte arriba a lomos de mi viejo rocinante.

Pues esto es lo que había



Y aquí lo metimos


Y así ha quedado



Oye, el morico que suele estar en donde el punto limpio se puso tan contento con el viaje de chapas y hierros viejos que bajamos.

La verdad es que no entiendo que hacían esas chapas allá arriba. Igual el que las dejó lee estas líneas y me las reclama. Pues que yo no las tengo. Que las tiene el moro

Hace falta ser desqueacerado para ir a tirar eso allí arriba. O para dejarlo allí tirado. No sé. No entiendo nada

Y es que me estoy volviendo de la escuela de Gorín. Cada vez que veo algo tirado por el monte lo recojo. 

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