martes, 29 de octubre de 2013

Islam, mujeres, personas.



¡¡¡¡AL CHARCOOOO!!!!

Un poco al hilo de viva lo nuestrrrro. Estamos viviendo en Europa una reacción bastante humana y lógica frente al fenómeno de la emigración. Si algo caracteriza al ser humano, y eso ha sido uno de los motivos por los que seguimos en este bonito planeta, es el miedo a lo desconocido. Esto lleva aparejada una actitud entre prudente y cuidadosa que hace estar siempre en guardia y que ha sido lo que ha hecho que cuando veíamos un tigre dientes de sable en vez de ir a acariciar al gatito salíamos despavoridos. 

Pero de ahí a ver un renacimiento de movimientos neofascistas en Europa hay un paso bastante largo. Esos tiparracos del “Amanecer dorado”, ultraderecha en Bélgica y Francia, Neonazis en Alemania y Polonia, Nazbols por Rusia, salvapatrias en España. Bufff, que cansancio, otra vez como hace setenta años.

Que es que los putos musulmanes nos van a invadir. Van a contaminarnos. Y nos tenemos que defender. Que les dan ayudas. Que están esquilmando nuestra patria. Que hacen mezquitas. Que eso no es de aquí

Vaya por delante que no me hace gracia ninguna religión y el Islam de las que menos o la que menos. Sólo el nombrecito ya se las trae. Islam quiere decir sumisión. Y yo a mis veintimuchos años si algo no soy es sumiso. 

Sinceramente pienso que no hace falta “defenderse” contra el Islam. Tiene los años contados y creo que conoceremos su debacle. Una religión que tiene a la mitad justa de su población oprimida por el mero hecho de nacer mujer y de la mitad que queda al ochenta por ciento jodido porque para eso mando yo que soy el Ayatola de turno, en este siglo de la información no puede sostenerse. Y caerá empujado desde dentro. Solo que costará mucha sangre.

Le pasará como al cristinanismo en Europa. Hasta la época de la Ilustración religión y política se daban la mano. Tras la revolución francesa este binomio se rompió y religión y estado fueron por sendas diferentes. Es cierto que a unos países les costó más que a otros, y el nuestro por desgracia fue el último en Europa en partir peras. Y creo que ese divorcio fue positivo para ambos, religión y estado.

Pero el Islam se derrumbará, no hay futuro para esos “estados islámicos”, y serán sus habitantes quienes empujarán. Nadie quiere vivir en la opresión, excepto los opresores. 

Otra cosa es que, como siempre, espabilados de toda condición se aprovechen de algo tan humano como es el miedo para arrimar el ascua a su sardina. Eso sí que no lo soporto y eso es lo que está ocurriendo en el culto viejo continente. 

No tengáis miedo. Los estados islámicos tienen fecha de caducidad.

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