viernes, 28 de junio de 2013

De cómo Salazar no siempre recurre a la violencia



 Iñaki Urdangarín no está contento. Toda la opinión pública española en su contra. No puede ni salir a la calle con tranquilidad. Realmente le importa poco lo que piensen de él, está curado de espanto, pero el no sentirse adulado y reverenciado le molesta, y mucho. Pero en su interior está tranquilo, sabe positivamente que jamás la justicia obrará contra él. El sistema lo protegerá

I.U se ha  dirigido al BM a comprar algunas cosas que necesita en su casa. Aparca su golf (lo utiliza para pasar desapercibido) al lado de una  vieja DKV. Cuando va a franquear la entrada, un mendigo se dirige a él

“Por favor señor, tengo hambre. Sólo le pido que me saque unos paquetes de arroz, del más barato que encuentre”

I.U. contempla al pordiosero y además lo huele. Se fija en la piorrea que adorna sus dientes, en los pelillos que asoman de las orejas, en las cejas que no son cejas, que es ceja en singular. Todo ello debajo de una boina grasienta y abrigado con un viejo tres cuartos del ejército de los años cincuenta. Cuando el mendigo le ha hablado, la halitosis estomacal mezclada con un aroma a berza fermentada y a clarete barato ha provocado espasmos en el delicado ánimo de I.U.

Pero se ha dirigido a él con corrección, humildad e incluso servilismo. I.U. se siente halagado.

“Ahora te saco el arroz”
“Dios se lo pague caballero”

 I.U. compra seis paquetes de arroz sos, los mete en una bolsa y hace el resto de su compra. Abona el importe y a la salida entrega al indigente el paquete. Este lo abraza y a I.U. le entran arcadas cuando el mendigo alza los brazos y una añeja peste revenida sobaquil alcanza su pituitaria.

“Muchas gracias. Es usted una buena persona”

El mendigo se limpia los mocos con el dorso de la palma y da la mano a I.U. como muestra de agradecimiento. I.U. se muere literalmente de asco.

I.U vuelve a su casa. Mañana ha quedado con Pedro Salazar Ibiricu, el magnate de las achicorias, para intentar obtener algo de dinero contante y sonante.
Al día siguiente, durante la reunión, Salazar necesita que I.U. cruce una serie de datos con su secretaria. Pedro entrega su móvil a I.U

“No utilizo móviles. Mera seguridad Pedro”
“No te preocupes. Está encriptado y funciona sólo a través de mi propia red de satélites. No hay escuchas. Salgo a tu jardín un momento para que hables tranquilo”

Finaliza la reunión con una suculenta inyección de liquidez en las cuentas de I.U.

“Tú sí que eres un amigo, Pedro, no como todos esos que ahora me vuelven la cara”
“Aún no lo sabes bien Iñaki”

Al día siguiente una patrulla de la Guardia Civil en un control rutinario detiene el golf de I.U. y procede a registrarlo.

“Abra el maletero”
“Como usted diga”
“¿Pero qué es esto?”
“¿Qué ocurre?”
“Seis kilos de coca que parece pura metido en unos paquetes de arroz sos y dentro de una bolsa del BM”
“Eso no es mío”
“Lo aclararemos. Está detenido”

En el momento que lo meten en el coche patrulla, una vieja DKV pasa al lado y toca el claxon

“Pi piripipi, pi, pi.”

I.U. ve al mendigo con boina al volante

El laboratorio demuestra que las huellas de I.U. están en los paquetes de arroz. Suficiente para incriminarlo. El caso de la estafa pasa a un segundo plano y quince años de condena por tráfico de drogas es la sentencia. Ni siquiera el bufete de Salazar puede evitar el trullo.

“Ese puto mendigo me tendió una trampaaaaaa. Soy inocenteeeee”
“Si hombre, si. Eso dicen todos. Encima de tramposo, narco y mentiroso. Habrase visto”

Y el funcionario de prisiones cierra la puerta de la celda con un sonoro BLAMMM. Quince años.

Salazar está reclinado en su sillón en el piso trece de su acristalado edificio. Su secretaria le lee la agenda diaria. Son muchos años juntos y no son jefe y empleada, son compañeros

“Se está volviendo usted blando señor Salazar. Lo ha perdonado”
“No señorita Green. Lo he castigado. Lo que él hizo tiene remedio, es sólo dinero”
“Metió los paquetes con la coca en el maletero de su golf mientras I.U. hablaba conmigo”
“Así es. Lo que un hombre cierra, otro siempre lo puede abrir”
“¿Y todos los fondos que robó?”
“Mañana recibirá la audiencia nacional un mail de un conocido banco en las Islas Caimán. El presidente se ha vuelto muy colaborador cuando le sugerí que lo hiciese si no quería que yo retirara mi patrimonio. El dinero retornará”
 “Cada vez me sorprende mas señor Salazar”
“De eso vivo señorita, de eso vivo”
“¿Y el señor Urdangarín”
“Que tenga cuidado en la ducha”

Mañana es el Roc en el río

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