jueves, 21 de marzo de 2013

Capitulo sexagésimo tercero “haz caso, parte dos”

Capitulo sexagésimo tercero “haz caso, parte dos”




Segunda noche de acampada en namibia. Todos en nuestras tiendas muy obedientes; no hay nada como la amenaza de una buena hiena manchada para ser formal. Si que os digo, y no es broma, que si te levantabas por la noche a hacer pis o pos (ya llevábamos varios episodios sin mentar la caca y tocaba) era habitual ver brillar los ojillos de los chacales alrededor del campamento. Los animalitos venían en busca de restos de la cena. Pero un chacal es un perro pequeño, otra cosa es la hiena.

Yo intentando conciliar el sueño; la verdad que al principio cuesta acostumbrarse a la colchoneta. Estás en mitad de la nada, a cien kilómetros de ningún sitio. Y se oyen muchos ruidos. Algún animal de tamaño medio-alto, posiblemente un chacal, dándose un garbeo por entre las tiendas. Bueno, yo a lo mío, ya a punto de dormirme. La bióloga viajaba sola y dormía en tienda individual. Y se oye la voz de la valiente y aguerrida bióloga en la oscuridad:

“¿¿¿¿Me oyeeeee aaaaalguieeeen????”
“La madre que la parió, que pelmaza” Y ni caso.

La voz de la bióloga sube de volumen

“Hay un animal atacando el camión” (viajábamos en un camión modificado para transportar personas)

Y la voz de Salazar atronó en la noche Namibia

“Mecag…..ios.¡¡¡¡ PUES YA SE IRA!!!!”

Mi compañero no podía contener la carcajada

“Pero que fino y que agradable eres. En vez de ir a salvar a la damisela, hala, toma berrido y vinagrada”
“Caguen la puta, es que no nos va a dejar dormir. Vaya bióloga de los güevos, que le dan miedo los animales. Mañana tenemos kilometrada. Estoy doblao. Y venga a quejarse. No hay derecho. Que se calle y que se duerma, como hacen los demás. GRAOARR GRAOARR”

Oyeeee, mano de santo. La pobre chica ya no rechistó en toda la noche. Por la mañana siguiente nos contó que una fieeeera estaba atacando el camión y que temía que lo rompiera. Obregón total vamossssss.

“Pedí ayuda, pero luego me metí en la tienda. Creo que fue lo más prudente”

Si, fue lo más prudente, porque si sigue dando la cencerrada hubiese sido otro tipo de fiera la que le hubiese atacado.

Os dejo con una hiena manchada. Imaginad a la pobre francesa dormida y sentir como este animal te arranca la cara de un mordisco. Si tenéis que asustar a vuestros niños (sin que se enteren los servicios sociales por supuesto) recurrid a la hiena manchada, dejaos de cocos y hombre del saco. Una buena hiena manchada es muy pedagógica. Probad, probar, y usad la foto adjunta



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